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Los religiosos españoles atrapados por la guerra se niegan a ser evacuados

Juan Carlos Sanz

La Embajada de España en Kinshasa pasa lista tres veces al día para comprobar la situación de los cerca de setenta españoles, religiosos en su gran mayoría, que se han visto sorprendidos por el estallido de la violencia en el este de Zaire. "Al mediodía [de ayer] todos se encontraban bien" aseguraba una portavoz de la Oficina de Información Diplomática (OID). Los planes de evacuación, en coordinación con el resto de los países de la Unión Europea (LTE), ya están ultimados. "Pero algunos, como muchos religiosos, no quieren ser expatriados..." advertía la misma fuente diplomática.

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La UE ha preparado un dispositivo de evacuación en Kampala (Uganda) para sus ciudadanos en la zona, aunque ya se ha comprobado que numerosos religiosos se niegan a abandonar sus comunidades, donde han ejercido su misión pastoral, humanitaria o educativa en las últimas décadas.El registro consular español de Kinshasa contabilizaba el pasado 23 de octubre 108 personas. Seis días después, el embajador, José Antonio Bordallo, tenía constatada la presencia en el país de 68 españoles -65 religiosos y 3 cooperantes-, que el portavoz del Gobierno elevó anoche a 70. Inocencio Arias, director de la OID, declaró ayer a la cadena SER que unos 40 españoles, casi todos ellos religiosos, han salido ya de Zaire. La OID confirmó también que el padre blanco Jesús de Esteban fue herido por un delincuente común para robarle su vehículo.

Mientras, el sacerdote carmelita descalzo Jesús Gutiérrez Portero seguía ayer en el convento de San Juan de la Cruz de Bukavu junto con Daniel Tailleu, un miembro belga de su orden, aunque según la información el Gobierno español no está secuestrado. "Los rebeldes tutsis banyamulenges ocuparon el convento y conviven con los dos religiosos, que se encuentran sanos y salvos", aseguró un portavoz de los Carmelitas Descalzos en Madrid.

La noticia de la detención del misionero Gutiérrez Portero corrió la noche del miércoles de casa en casa por la pequeña localidad abulense de Bernuy de Zapardiel, en donde nació hace 57 años, según reconoció el alcalde del pueblo y cuñado del carmelita, Ignacio Báñez, informa Carlos de Miguel desde Ávila. Su hermana Felisa recordaba que la última vez que estuvo en casa, hace dos años, dijo: "No pidáis que me quede, porque me necesitan allí".

Otros dos religiosos de los Carmelitas Descalzos, cuyos nombres son José y Rafael y cuyos apellidos no han sido facilitados, se encontraban ayer en Goma durante los combates entre las fuerzas gubernamentales zaireñas y los rebeldes tutsis. Los responsables de la orden en Madrid desconocían su situación. Al mismo tiempo, el también carmelita Luis Hernández Bueno, de 59 años, logró comunicarse ayer desde Kinshasa con su familia en Salamanca.En la sede central de la Compañía de María, en Bruselas, una portavoz de la congregación aseguraba que seis misioneras españolas se encontraban a salvo en sus conventos de Bukavu y de la isla de Idjwi (en el lago Kivu), donde protegían a las religiosas zaireñas hutus. Entre las monjas españolas se encuentra Rita Gil, de 65 años y natural de Vigo."A nadie le importa

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Pero algunos religiosos españoles han decidido salir de la región de los Grandes Lagos. Éste es el caso de la monja Pilar Díez Espelosín, de la orden de Jesús y María y conocida por haber hecho pública desde Ruanda las trágicas consecuencias de la guerra de 1994 entre hutus y tutsis. Llegó ayer al aeropuerto de Barajas (Madrid) en compañía de la religiosa de su orden Margarita Branchs -ambas trabajaban en un campo de refugiados de Bukavu- y de José Ignacio Lacasa, miembro de la orden Redentorista y que actuaba en la zona de Goma, informa la agencia Efe. Con lágrimas en los

ojos, Diez Espelosín acusó a la comunidad internacional de pasividad ante el drama que vive el este de Zaire. "Allí no hay petróleo y a nadie le importan las vidas humanas. Es horrible", denunció la religiosa, enferma de malaria tras más de 25 años en África.Además de los cooperantes de Médicos del Mundo Jesús Vaquero, en Goma, y Fernando Rodríguez, localizado en Katale con la integrante de Farmacéuticos sin Fronteras Cristina de Liso, en Goma también se encuentra Montse Batlló, en un equipo de Médicos sin Fronteras (MSF). Un responsable de Médicos del Mundo en Madrid explicaba así cuál es la línea roja que marca la orden de evacuación: "Sin seguridad ni libertad de movimientos no se puede trabajar y sólo se crean problemas a la organización".

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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