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Cárcel de oro para El Ajedrecista

El jefe, del 'cartel de Cali' paga 13.500 millones de pesetas para evitar la extradición a Estados Unidos

A Gilberto Rodríguez Orejuela lo llaman El Ajedrecista por su especial habilidad para mover las fichas en el peligroso negocio de la cocaína. Desde hace casi año y medio está en una celda de alta seguridad de una cárcel de Bogotá al lado de su hermano Miguel, El Señor Gilberto y Miguel forman la cúpula del cartel de Cali, según la DEA (agencia antinarcóticos norteamericana) el más poderoso de mundo. Sus dineros sucios tienen a Colombia enfrascada en un interminable narcoescándalo que ha enlodado incluso al presidente, Ernesto Samper.El martes, en una negociación que parece correr contra el reloj, Gilberto Rodríguez -que siempre aparece ante las cámaras serio, casi brusco, impecablemente vestido y rodeado de una nube de soldados y policías- dio un primer paso para lograr una sentencia anticipada. Reconoció ante los fiscales que analizan su caso delitos de narcotráfico, falsedad, tenencia ilegal de armas y enriquecimiento ilícito. Si el acuerdo llega a feliz término deberá pagar la multa más alta que se conozca en la historia judicial: 105.000 millones de pesos (unos 105 millones de dólares o 13.500 millones de pesetas), el equivalente al presupuesto de cuatro provincias colombianas. De esta forma trata de que la previsible condena la cumpla en Colombia.

La negociación no ha sido fácil. La fiscalía exigió desde un comienzo 200.000 millones de pesos (100.000 millones por cada uno de los hermanos). Ante la negativa inicial de los capos a mediados de septiembre pasado, todo quedó congelado. Se llegó incluso a la retirada del abogado, que en un momento no veía la forma de enderezar el proceso. El fiscal, que hacía cuentas con el cálculo de que los hermanos manejan una fortuna superior a los 500 millones de dólares, y que deben pagar de acuerdo "al daño que le han hecho al país", tomó su maletín y se retiró de la mesa. Alcanzó a decir que se estaba "burlando a la justicia".

Con su especial habilidad, El Ajedrecista reconoció finalmente el martes que se enriqueció ilícitamente dentro del sonado Proceso 8.000 -así se llama al narcoescándalo-, que abrió empresas fantasmas para ocultar pagos a políticos, pero repitió que "ni solo ni acompañado" financió la campana presidencial.

Gilberto había aceptado ya ser narcotraficante. Contó que traficó con cocaína hacia Estados Unidos durante varios años utilizando distintas rutas, pero sólo confesó un capital de 1.500 millones de pesos. Las autoridades le han hecho otras cuentas. Según la policía, sólo en Cali, el cartel tiene más de 1.200 Propiedades abandonadas. Según la DEA, este cartel obtiene al año ganancias de 6.000 millones de dólares, y los hermanos Rodríguez se quedan con la mitad de esta suma.El que se haya logrado un acuerdo, el que Gilberto Rodríguez -se espera que su hermano haga lo mismo en los próximos días- haya aceptado las razones de la fiscalía, tiene para los analistas una explicación sencilla: la presión cada vez mayor del Gobierno de Estados Unidos para que la extradición, que se trata de reactivar en este momento en el Congreso, afecte a los hermanos Rodríguez Orejuela. Hace apenas una semana, en un primer debate, se aprobó una modificación de la Constitución para permitir que esta figura, considerada básica en la lucha, contra el narcotráfico, vuelva a operar en el país. Pero se aprobó con varios atenuantes, entre ellos que no se podrá aplicar retroactivamente, es decir, que no se podrá aplicar a aquellos que hayan sido juzgados ya por la justicia colombiana. Hablando claro, los Rodríguez Orejuela, que esperan recibir sentencia en menos de un mes, pagarían todas sus cuentas en Colombia.

El martes, el embajador de Estados Unidos Myles Frechette, revolvió el avispero. En lo que la mayoría calificó como clara intromisión en asuntos internos y generó duras protestas en el Congreso, Frechette atacó lo aprobado en materia de extradición. "No cumple los requisitos internacionales en términos de cooperación". La posición de mi Gobierno es muy clara: la retroactividad es importantísima. Y cuando los periodistas le picaron la lengua, fue mucho más directo: "Los Rodríguez Orejuela son grandes criminales. Si se aprueba lo propuesto, estos señores quedarán sanos y salvos".

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