El Gobierno francés niega haber negociado con los terroristas corsos
El problema del terrorismo corso deriva hacia la tragicomedia. A la violencia cotidiana se suma ahora una extraña disputa pública sobre si hubo o no negociación entre el Gobierno de Alain Juppé y el Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC canal histórico). Juppé asegura que no, mientras el grupo clandestino afirma que sí y la prensa aporta datos que parecen demostrar que, efectivamente hubo diálogo durante meses. La gran víctima de la controversia es la política gubernamental para la isla mediterránea, que ha perdido credibilidad.
Franiois Santoni; secretario general de A Cuncolta Naziunalista (brazo legal del FLNC histórico), rompió la baraja el lunes. Desde una confusa clandestinidad, Santoni declaró al diario LEst Republicain que había negociado con el Gobierno, y citó los nombres de sus interlocutores. Entre ellos figuraba el secretario general adjunto de la Reagrupación para la República (RPR), Patrick Stefanini, y otros estrechos colaboradores de Jacques Chirac, Alain Juppé y Jean-Louis Debré, el ministro del Interior.El líder político de los históricos afirmó que la asombrosa concentración de 600 terroristas encapuchados y armados hasta los dientes, efectuada el pasado 11 de enero en un bosque de Córcega, había sido "negociada con el Gobierno hasta el mínimo detalle". "Se nos había pedido, en esa ocasión, que mostráramos el mayor número posible de militantes, para probar que el conjunto del movimiento se adhería a la tesis del diálogo", añadió Santoni. Aquella inusual conferencia de prensa constituye una de las pruebas circunstanciales contra el Gobierno: efectivamente, la policía no intervino y se limitó a anotar matrículas, y el Ministerio de Justicia esperó más de nueve meses, justo hasta la semana pasada, para ordenar la apertura de diligencias judiciales.
El gaullista Stefanini desmintió de forma inmediata "haber mantenido jamás el menor contacto personal con el FLNC histórico". Lo mismo hizo el Gobierno a través de un comunicado. Y, ayer, el primer ministro declaró ante la Asamblea Nacional que estaba "sorprendido de que se pueda poner en la misma balanza la palabra de un terrorista y la palabra del Gobierno de la República". Juppé respondía a las críticas de la oposición socialista, desde donde se afirmaba que la negociación había sido un secreto a voces y que la presunta "política de firmeza" gubernamental había perdido todo crédito.
Algunas voces autorizadas confirman que se negoció, y mucho, como ya habían publicado numerosos medios informativos, entre ellos EL PAÍS. El diputado y alcalde de Bastia, Emile Zuccarelli, nacionalista pero enemigo del terrorismo corso y víctima ayer mismo de un atentado que destrozó su automóvil, confirmó que habían existido contactos: "Es evidente, se trata de un secreto de polichinela", dijo. El periodista Guy Benhamou, víctima también hace unos meses de un atentado en su domicilio, publicó ayer en Llibération un prolijo relato de las negociaciones y recordó que nadie se había molestado en hacerlas discretas: Santoni había sido visto varias veces, el pasado verano, en el Ministerio del Interior de París.
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