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Ejército tutsi de Ruanda, sospechoso de atacar campos de refugiados hutus en Zaire

Los ataques desencadenados el pasado fin de emana contra tres campos de refugiados hutus al este de Zaire han provocado un nuevo éxodo de refugiados y abierto la sospecha sobre la directa participación de Ruanda en los hechos. Un responsable humanitario en Ginebra atribuyó ayer a efectivos del 7º batallón, con base en Kigali, la capital de Ruanda, el ataque sufrido el sábado por el campamento de Kibumba, al norte de Goma. La acción puso en fuga a los 200.000 refugiados que allí se encontraban. En la región de Goma viven desde hace dos años cerca de 800.000 refugiados hutus ruandeses.

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Mientras el Gobierno zaireño decidió enviar tropas de refresco a la región de Kivu, fronteriza con Ruanda y Burundi, ante el avance hacia Bukavu, capital de Kivu Sur, de los rebeldes tutsis de la etnia banyamulenge (residentes en Zaire desde hace generaciones), la situación en Kivu Norte se agrava por momentos. Además del campo de Kibumba, el sábado fue atacado el campo de Katale (que aloja a cerca de 300.000 refugiados hutus), ambos situados al norte de la ciudad de Goma, muy cerca de la frontera con Ruanda. A los más de 200.000 refugiados puestos en fuga por estos ataques hay que sumar los cerca de 300.000 que vagan por el sur de la región ante los combates entre los banyamulenges y el Ejército zaireño.La catástrofe se propaga con rapidez por toda la región. Una marca humana de hombres, mujeres y niños avanzaba ayer bajo un intensísimo aguacero hacia el campo de Mugunga, situado a 15 kilómetros al oeste de Goma, donde ya se encuentran 200.000 refugiados. Francis Kpatinde, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), declaró ayer en Ginebra que entre 5.000 y 10.000 refugiados hutus ruandeses habían vuelto a entrar en su país tras abandonar el campo de Kibumba, atacado en la noche del viernes al sábado. Los refugiados que retornan lo hacen por Gisenyi, adonde ACNUR ha enviado 20 camiones y 250.000 litros de agua para su distribución inmediata.

Armas de guerra

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Las fuentes humanitarias en Ginebra señalaron que las tropas ruandesas utilizaron "armas de guerra y artillería pesada" contra el campo de Kibumba, situado a unos 300 metros de la frontera con Ruanda. Según esta fuente, entre los atacantes algunos vestían uniformes militares y otros ropas civiles. Otro portavoz humanitario destacó en Goma que los disparos sobre Kibumba procedían del lado ruandés de la frontera.

Trabajadores de organizaciones humanitarias, que están siendo evacuados a marchas forzadas de la región, indicaron que en el ataque contra Kibumba resultaron muertos al menos cuatro refugiados, y que en el ataque contra Katale, el más grande de Zaire, resultó muerto un vigilante zaireño. El Gobierno ruandés ha negado reiteradamente las acusaciones contra su implicación en el conflicto abierto en el este de Zaire, aunque algunos analistas aseguran que se trata de una política calculada que pretende alejar a los refugiados de la frontera y acabar con el escudo humano que supone para las milicias que lanzan ataques contra el interior de Ruanda.

Hasta el momento, los combates se habían circunscrito a rebeldes tutsis y tropas zaireñas. Los banyamulenge han ocupado la ciudad de Uvira, principal puerto fluvial de la región de Kivii sobre el lago Tanganica, y continuaban su avance hacia Bukavu, capital de Kivu Sur, donde era fácil apreciar el nerviosismo de las unidades de refresco enviadas por el Gobierno zaireño. Los 7.300 refugiados que se encontraban en el campo de Panzi, situado cerca de Bukavu, huyeron tras un ataque sufrido en la no che del sábado al domingo, se gún anunció ayer en Ginebra un portavoz del ACNUR.

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