Extraordinario cierre de la competición con la película belga "La promesa"
Von Sydow, Audiard, Fernando León y Nanni Moretti, entre los favoritos
Puede surgir, como muchas veces, el disparate, pero se rumorea que el jurado baraja una lista de nombres bastante razonable, en la que están Max von Sydow (Hamsun), Jacques Audiard (Un héroe muy discreto), Fernando León (Familia) y Nanni Moretti (La segunda vez). Y suenan la actriz americana de, Grace of my heart Illeona Douglas, la bonita película tunecina Un verano en La Goulette y, sobre todo, La promesa, extraordinaria película belga que cerró ayer el concurso con un bello y duro relato de la vida europea de unos inmigrantes africanos.
Fuera de concurso se exhibieron dos películas francesas: la vistosa pero superficial Ridiculo, dirigida correctamente por Patrice Leiconte y bien interpretada, por Fanny Ardant y Jean de Rochefort; y Los ladrones, dirigida por André Techiné, de lenguaje muy sutil y complejo, lleno de riesgos, hallazgos y alquimias de imagen, de construcción y de ritmo, que prescinde de guiños a la galería y al comercialismo, ya que, pese a su altísimo rigor y valor artístico, requiere mucho esfuerzo en el espectador. Obra recia, inteligente y exigente, en la que el gran actor Daniel Auteil vuelve a dar otra lección de maestría.El mejor cine lo vimos ayer en la tal vez peor hora de programación de concursó. Fue el filme belga La promesa, dirigido conjuntamente por Luc y Jean-Pierre Dardenne, que tienen a Ha espalda una larga experiencia como creadores de documentales y esto se percibe en la fortísima sensación de verdad que imprimen a la ficción que vertebra esta extraordinaria y conmovedora película, en la que la inmediatez del estilo, muy directo y sin trampas ni componiendas se funde con la precisión del dibujo de los personajes y de la trama argumental, que contiene un tratamiento tierno, generoso y solidario del trágico marco cotidiano en que sobrevive una mísera familia de emigrantes clandestinos de Burkina Faso en una ciudad belga.
La tragedia de esta pobre gente es tan atroz como verídica. Son seres humanos a la deriva, hambrientos y analfabetos, pero a su intensa manera, dueños de una cultura arraigada y profunda, que viven aquí como anima les aplastados por la forma más grave de salvajismo existente hoy: lo que llamamos civilización, esa prosperidad del puñado de privilegiados encerrado en nuestros países, que requiere inexcusablemente para el sostenimiento de su bienestar la pobreza -de proporciones incalculables y crecientes- de pueblos y países enteros infradesarrollados y privados casi de identidad, o existencia.
Un adolescente hijo de un negrero belga importador de músculo humano barato y clandestino, destinado a cubrir con salarios de hambre las cloacas laborales que genera la riqueza de su país, promete a un emigrante moribundo tras un accidente de trabajo ocuparse de su mujer y de su hijo recién nacido. Y ahí comienza una comnovedora metáfora, que se lee sin respirar y que arrastra una carga de verdad tan reconocible e identificable cómo un cáncer colectivo de la vida europea, que literalmente asusta.
Estamos ante una emotiva, trepidante y perturbadora ficción situada en los bordes del documento, lo que da lugar a una aventura que es también un riguroso, testimonio de que, día tras día, está aumentando y ten sándose hasta límites insostenibles el polvorín que se está forjando en el subsuelo social y moral de Europa.
Por otro lado, la aportación, estadounidense se limitó a dos interesentes comedias dramáticas: la esperpéntica y feista -muy bien interpretada por Heather Matarazzo- Bienvenido a la casa de muñecas; y la musical y agradable de ver y, sobre todo, oír Grace of my heart, producida por Martín Scorsese y protagonizada por su compañera y estrella en ascenso Illeana Douglas, un rostro extraño, con rasgos de dureza, pero sorprendentemente fotogénico, pues logra transfigurar cuando quiere esa dureza en delicadeza y armonía. Cualquiera de estas dos actrices americanas puede con juisticia aspirar al premio de interpretación femenina, como también la guapísima sueca Marika Lagercrantz, protagonista de la irregular, pues oscila entre lo mejor y lo peor, La belleza de las cosas, dirigida por el clásico del cine de su país Bo Widerberg.
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