Un cráneo con mucho que decir
El especialista que identificó a Mengele trata de aclarar el asesinato que obsesiona a México
El embrollo político-criminal que mantiene en vilo a México desde hace dos años tiene desde el martes un regusto añejo a historia rancia, a Rusia zarista y a criminales nazis huidos. William Maples, el especialista estadounidense que examinó los restos del último zar, Nicolás II, y logró identificar al conquistador español Francisco Pizarrro y al médico nacionalsocialista Joseph Mengele, cuyos macabros experimentos racistas espantaron al mundo, pondrá sus manos (más bien sus aparatos) sobre un cráneo humano encontrado hace quince días en un jardín en el Distrito Federal México espera el dictamen y mantiene el aliento.¿A quién puede pertenecer la pelada calavera para atraer a alguien cuyas investigaciones han reescrito, aunque sea levemente, la historia? Para México , la respuesta puede contribuir a reinterpretar correctamente el torbellino de pasiones personales, lucha muerte por el poder y corrupción a destajo del último sexenio presidencial, el del otrora, entronizado Carlos Salinas de Gortari, hoy autoexiliado del país.
La fiscalía sostiene que se trata de los restos de un oscuro ex diputado, Manuel Muñoz Rocha, contra quien dispone de pruebas de que organizó el asesinato a tiros, en septiembre de 1994, en pleno Distrito Federal, del entonces máximo dirigente del partido oficial (PRI), José Francisco Ruiz Massieu. Con el eco de la balacera aún en los oídos, Muñoz Rocha "desapareció". Sus presuntos huesos se han descubierto en una finca de Raúl Salinas, hermano del ex presidente, cuyos tejemanejes le hicieron multimillonario bajo la capa presidencial (hecha un sayo para la magnificente ocasión), y que desde hace más de un año está preso y acusado de ser el cerebro último del crimen de Ruiz Massieu quien, para enredar más al lector, también había sido cuñado suyo.
Si el cráneo pertenece a Muñoz Rocha, Raúl Salinas es el asesino de Ruiz Massieu. Y del diputado. Eso cree la fiscalía. Al último lo mató para borrar su participación. Al primero, ni se sabe, aunque motivos no faltan. La defensa de Salinas sostiene desde un principio que alguien (probablemente la fiscalía) sembró el cadáver en el jardín. Los abogados defensores, convencidos ahora de que los despojos ni siquiera son de Muñoz Rocha, han contratado a Maples, del Laboratorio de Identificación Humana de la Universidad de Florida, para que con su técnica de ADN demuestre que el muerto es un cualquiera y no el ex diputado .
"El equipo", declaró Maples el martes por la tarde, "estará integrado por especialistas reconocidos, muy similar al que utilicé para examinar los restos del zar e identificar los de Mengele en Suramérica". El rigor que se atribuye a Maples es un nuevo dolor de cabeza para la fiscalía mexicana, cuya chapucera investigación ha levantado a partes iguales la indignación y la risa (más bien resignada) entre la sociedad mexicana.
La Procuraduría General de la República (PGR), que así se llama oficialmente, ha recurrido a videntes, a la ex amante española de Raúl, María Bernal, y a todo un alarde de imaginativa verborrea para justificar el descubrimiento, hace dos semanas, de un muerto enterrado en un terreno al que desde hace año y medio sólo la propia fiscalía tenía acceso. Para rematar, tras desenterrar el cadáver con excavadoras y plantar el cráneo sobré una bandeja para la foto de rigor, los forenses se llevaron los restos en un saco: incredulidad generalizada entre especialistas independientes.
Si Maples demuestra que no se trata de Muñoz Rocha, la sospecha de que el muerto fue efectivamente sembrado será abrumadora. La ingenua ironía involuntaria de la PGR al negar esta acusación ("los tiempos de sembrados de cadáveres ya pasaron") y las evidencias de que el muerto, al ser desenterrado, ya había sido sometido a una autopsia tomaran entonces dimensiones tragicómicas. Según Maples, la técnica del ADN permite rastrear parentescos familiares hasta, teóricamente, la Eva primigenia, madre de todos los hombres. La defensa de Salinas apuesta simplemente a que no conduzca hasta Muñoz Rocha. La respuesta, en unas semanas.
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