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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa en Ramala

EUROPA ES tratada por israelíes y palestinos de modo análogo a como han acogido en sus tierras a Jacques Chirac, el europeo que las ha visitado: Israel le ha recibido con corrección y frialdad, pero sus fuerzas de seguridad han impedido fisicamente al presidente francés entrar en contacto con la población palestina en Jerusalén; del mismo modo, al Gobierno del derechista Benjamín Netanyahu le gustaría que Europa dejara de inmiscuirse en las negociaciones en la región, pues, en su opinión, "no es conveniente añadir más cocineros". Los palestinos, por su parte, han acogido a Chirac calurosamente, con todos los honores, en la ciudad cisjordana de Ramala; así, la Autoridad Nacional Palestina, que preside Yasir Arafat, se siente más Estado y, de paso, intenta meter en el juego a otros peones como el europeo más favorables a una causa cuyas lamentaciones chocan con el muro de la intransigencia del actual Gobierno ísraelí.Con la gira de Chirac por Oriente Próximo, Europa ha vuelto a estas tierras. Bien es verdad que, paradójicamente, la presencia del presidente francés revela un fracaso de Europa. Pues desde que hay oficialmente una política exterior común, Europa se ha dejado notar por una ausencia política que la limita a un papel que Romano Prodi ha calificado de "cajero": la UE es el mayor donante de ayuda económica y principal socio comercial de la zona. Chirac se ha lanzado a llenar, este hueco; protagonismos personales aparte, era el único que podía llenarlo. Alemania -avergonzada por su historia- no puede actuar con una mínima desenvoltura en Oriente Próximo;. Italia aún no ha recuperado su bien hacer internacional, y España, en una modestia agigantada por la cumbre de Madrid de 1991, parece esconderse en la retaguardia, quizá a la espera de una visita a Madrid, por separado, de Netanyahu y Arafat.

Chirac ha hablado en nombre de la Europa ausente, reconociendo el derecho de los palestinos a un Estado propio e intentando, si no mediar entre las partes, al me nos copatrocinar una posible paz. El presidente francés ha llevado la experiencia. histórica de la reconciliación entre Francia y Alemania como ejemplo. Sin duda esta mos ante casos bien distantes y bien distintos, pero puede no andar del todo descaminado. ¿ Favorece la gira de Chirac a la causa de la paz en Oriente Próximo? Es de temer que acorto plazo no; pero a largo plazo, la semilla sembrada por este líder europeo podría -unida a un mejor uso de las palancas de que dispone la UE- dar ciertos frutos y ayudar a conseguir que el Gobierno de Netanyahu y los palestinos acerquen posiciones, con la idea final que defiende Europa de la inevitabilidad de un Estado palestino, aunque fuese alicorto.

Chirac se ha declarado "amigo de Israel", pero hay una gran diferencia entre esta amistad y la de los norteamericanos: EE UU apoya a Israel incluso cuando los israelíes se equivocan o abusan de su posición de fuerza. Y los israelíes lo saben. De ahí que se arriesguen a errar. En lo inmediato., el protagonismo es de EE UU. El mediador oficial de Washington, Dennis Ross, sigue esforzándose por lograr un acuerdo sobre la retirada militar israelí de Hebrón, que puede ser el parto de los montes, porque estaba prevista ya en los acuerdos de Oslo, sobre los que se sustenta el proceso de paz.

Netanyahu, por su parte, anuncia propuestas para un acuerdo "definitivo" de paz en la zona, pero distinto al planeado por sus predecesores laboristas en el Gobierno. Quiere forzar la situación. Y ante este empuje, o resistencia, no cabe olvidar que las cosas pueden aún empeorar, antes, incluso, de llegar a mejorar.

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