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EL DEBATE DE LOS PRESUPUESTOS

El Gobierno cede a las peticiones del PNV sobre el concierto para obtener su apoyo presupuestario

El Gobierno ha tenido que ceder a las pretensiones del Ejecutivo de Vitoria y el PNV sobre el concierto económico vasco para obtener el apoyo nacionalista a los Presupuestos. El acuerdo llegó ayer, a las seis de la madrugada, tras 12 horas seguidas de negociaciones entre el secretario de Estado de Hacienda, Juan Costa, y el vicelehendakari, Juan José Ibarretxe. El pacto se ha plasmado en un documento cuya existencia no se ha reconocido oficialmente. El Ejecutivo vasco consigue un gran aumento de la capacidad recaudatoria, lo que aleja el riesgo de quiebra financiera. El texto precisa los pactos de abril entre el PNV y PP con una interpretación favorable a las pretensiones vascas.

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La maratoniana negociación de la noche del martes y la madrugada de ayer entre Costa e Ibarretxe se desarrolló bajo la atenta vigilancia del propio presidente del Gobierno, José María Aznar que desde el Congreso llamó para interesarse por la marcha de las conversaciones. Al anochecer, cuando el diálogo parecía torcerse, el peneuvista Iñaki Anasagasti alertó al ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el principal interlocutor entre el Gobierno y el PNV. Mayor ex puso la situación a Aznar, y éste hizo llegar al negociador del Gobierno un claro mensaje: era imprescindible llegar al acuerdo.La constatación por parte del Gobierno vasco y del PNV del interés de Aznar en que se alcanzara el pacto, así como su contenido, hicieron que tanto el lehendakari, José Antonio Ardanza, como el presidente del PNV, Xavier Arzalluz, telefonearan en la mañana de ayer al jefe del Gobierno para felicitarle por sus esfuerzos. Aznar respondió que se había limitado a cumplir sus compromisos.

El jefe del Gobierno se refería al pacto de investidura que en abril firmó con Arzalluz, cuya esencia es una reinterpretación del concierto económico vasco -el modelo de financiación específico de esa comunidad-, cuyo cupo quinquenal se renueva el próximo 1 de enero.

La fórmula pactada en abril y precisada en la negociación de ayer supondrá para el País Vasco su equiparación en capacidad normativa sobre el IRPF a la que dispone el convenio de Navarra; la tributación de los no residentes a la Hacienda vasca y, sobre todo, la introducción de los impuestos especiales (tabacos, alcohol e hidrocarburos) en el sistema vasco, del que estaban hasta ahora exentos por ser monopolios.

El cierre de la negociación supone la confirmación de estos criterios, recogidos en un texto más concreto que tanto el Gobierno como los nacionalistas vascos guardan como un secreto Juan Costa, aunque no se refirió al documento, admitió que las 12 horas de negociación habían servido para precisar los pactos de abril.

Costa también se refirió a la retirada de los recursos "que pierdan su justificación con la negociaciones", en alusión a los tres que el Gobierno tiene presentados ante el Tribunal Superior del País Vasco contra el impuesto de sociedades en las tres provincias de la comunidad.

La consecuencia política más importante del acuerdo es el reforzamiento del pacto entre el Gobierno y el PNV, pese a los conflictos suscitados desde hace semanas a cuenta de los papeles del Cesid, de la retirada del órgano permanente de cooperación vasco-navarro por parte del PP en la comunidad navarra y la política penitenciaria. La satisfacción expresada a Aznar por Ardanza y Arzalluz demostró que estos problemas quedan ahora en un lugar muy secundario.

La importancia para Euskadi radica en que permite alejar el riesgo de un cupo negativo, esto es, la paradoja de que el Estado tuviera que pagar anualmente al Gobierno vasco pese a seguir prestándole servicios generales a la comunidad vasca. En definitiva, el acuerdo aleja a la Hacienda vasca de un futuro riesgo de quiebra financiera.

Según algunos expertos consultados, la concertación de los impuestos especiales va a significar para la Hacienda vasca un aumento de su capacidad recaudatoria entre 110.000 millones y 130.000 millones, en cifras de 1995.

Cupo positivo

El secretario de Estado de Hacienda, cuando ayer se le preguntó si el País Vasco tenía un cupo negativo, se limitó a señalar con una sonrisa: "El cupo vasco aún es positivo". Según la última liquidación de cupo, la Hacienda vasca pagó al Estado 18.000 millones de pesetas, una vez deducidas todas las transferencias del Estado a la comunidad vasca.Numerosos expertos creen que en pocos anos, con el incremento de las competencias, se podría llegar a esa situación de quiebra, que, con el acuerdo renegociado ayer se aleja de manera clara. Costa, que no entró en este tipo de cuestiones, aclaró que el aumento de la capacidad recaudatoria del País Vasco tiene un efecto financiero neutro. Eso significa que, aunque la Hacienda vasca ingresa el dinero obtenido de la tributación de los impuestos especiales, no se lo queda, sino que tiene que devolverlo al Estado por la vía de la liquidación del cupo.Costa estuvo muy cauto en su presentación del acuerdo ante los medios de comunicación. Fuentes parlamentarias aseguraron que el Gobierno teme que el acuerdo alcanzado con el PNV levante resquemores en otras comunidades. De ahí la cautela en las manifestaciones del secretario de Estado y de los portavoces nacionalistas. Preocupa especialmente al Gobierno la reacción que puede provocar en Jordi Pujol este acuerdo, cuando el presidente de la Generalitat reclamó recientemente para su comunidad el concierto económico.

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