Constancia
Cuando en 1978 se proyectó en Cannes, en una sección oficial fuera de concurso, su segundo largometraje, Bilbao, en 16 mm. y con Ángel Jové e Isabel Pisano en sus papeles principales, fuimos testigos de dos hechos destacables: había nacido un realizador de cine con un peculiar mundo propio, "un artista" como gusta definirse el propio Bigas Luna, y la protagonista demostró una especial habilidad para montar la gran bronca por lo que, afirmaba, era una manifiesta manipulación de su personaje, dotándolo de un contenido erótico imprevisto. Casi veinte años más tarde, y con una serie de interesantes filmes en su carrera -desde Caniche, la excelente Reborn y Angustia, a Jamón, jamón, por ejemplo-, la prensa vuelve a informar de una película polémica y de las declaraciones de la estrella, Valeria Marini, que se siente manipulada por el director, a quien acusa de dotar a su personaje de un excesivo contenido erótico. La palabra clave es "constancia".
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