No invocar a Borges en vano
Una alta autoridad del Gobierno ha deplorado nuestro déficit histórico de lectores, y al hacerlo no ha olvidado invocar al Borges que imaginó el paraíso bajo la especie de una biblioteca y tampoco ha evitado el tópico al afirmar que Ios libros hacen libres a quien los quiere":. ¿qué libros? ¿Los de bricolaje -con perdón-, los de horas o Mein Kampf?La alta autoridad se ha remitido al sistema educativo como posible agente corrector del déficit, porque no le convencen Ias campañas efimeras". Mejor será dejar la educación y hablar de las medidas que a corto plazo podrían mejorar las cosas. Remitirse a la educación es, en el mejor de los casos, una remisión a largas, problemáticas calendas. Y ocurre que cabe adoptar algunas medidas inmediatas; he aquí algunas:
-El IVA cero para el libro. Hay otros países de la Comunidad que lo tienen sin que hasta ahora se les haya hundido el presupuesto.
- La publicidad en la televisión pública. ¿Por qué no podría ser gratis o tener un precio simbólico? Países más modestos, como Portugal, han practicado este tipo de actuaciones, cuyos beneficios serían inmediatos y no por eso TVE, tan agujereada, va a aumentar especialmente sus agujeros.
- La producción y, emisión por la televisión pública de espacios publicitarios a favor de la lectura; spots bien hechos con actores y escritores de primera. A mi sesentayochista generación le repelía aquello de Un libro ayuda a triunfar, pero mucho peor es esto de ahora, cuando un libro no sirve para nada.
-Hacer de verdad un programa sobre libros que no acabe recluyéndose en las horas confusas de la madrugada y que esté dirigido por un verdadero profesional del libro, un Pivot español: es difícil pero no imposible encontrar un conductor cualificado. La televisión pública tiene hasta su programa del corazón y quien ha querido ha podido enterarse por ella de lo mal que está el Principado de Mónaco desde que Ducruet retozó con la amiguita. En cambio, TVE no ha dicho una sola palabra sobre el centenario de Scott Fftzgerald.
Es lamentable la facilidad con que la televisión pública se apunta a cualquier bombardeo deportivo y, en cambio, se muestra estreñida hasta la patología cuando del libro se trata, haciendo bueno al general gallego. Fernando Delgado, mientras lo dejaron, metía. el hombre su baza de libros en sus telediarios del fin de semana. Ahora eso también se ha terminado. Queda La 2, sí: el gueto de los cultos.
- Organizar de verdad las ferias del libro y no hacer de ellas sistemáticas y aburridas teorías de casetas que repiten novedades y títulos. Una feria del libro es otra cosa: exhibición de producciones sectoriales, recuperación de fondos, promoción de determinados géneros.
Seguro que existen otras medidas inmediatas que pueden adoptarse, pero he querido ser preciso. Vayamos a ellas y no invoquemos el nombre de Borges en vano. Se me ocurre, además, que dado el alto amor de este Gobierno por las tasas, ¿por qué no tasa las entradas de los partidos de Primera División?, ¿por qué no les dice a los españoles que además del fútbol existen otras cosas?.
Llorar por el déficit de lectores podemos y sabemos hacerlo todos; tomar medidas efectivas sólo se pueden tomar desde el Gobierno. Si el paraíso tiene la forma de una biblioteca, vamos a demostrarlo de veras, aunque por de pronto nuestra biblioteca puntera, la Nacional, se ha quedado con lo puesto, para pagar al personal y poco más. Claro, Maastricht: "Oh, claro, claro, claro", como diría Antonio Mahado, siempre hay un Maasricht para no gastarse el dinero en cultura. No he hablado hasta ahora de a red de bibliotecas públicas porque a ella se refirió el alto responsable del Gobierno, quien dijo que "habrá que intensificarla". Pues muy bien: que la "intensifiquen", es decir, que creen más bibliotecas y doten a todas las existentes de los medios adecuados.
A los socialistas al principio se les hacía la boca agua hablando de ellas, luego se quedaron con la boca y sin agua. Vamos a ver cómo "intensifican" éstos entre tanto recorte. El cuento es sabido: los libros son importantes, pero los ajustes económicos, etcétera, etcétera. Las bibliotecas públicas, para tiempos mejores, el 2020 o así. "La revolución pendiente", que decían los otros.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.