La policía de Arafat trata de calmar los focos de protesta antiisraelí en Gaza y Cisjordania
La policía palestina se ocupó ayer de calmar los focos de protesta que rebrotaron en distintos puntos de Gaza y Cisjordania, mientras se sucedían los esfuerzos diplomáticos para organizar una reunión entre el líder palestino, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. A pesar de la fuerte presión norteamericana, anoche seguía sin haber acuerdo sobre el dónde, cuándo, con quién y -lo más dificil- el para que de la reunión. Arafat insistía en la condición "indispensable" del cierre del túnel de la discordia y Netanyahu declaraba que el pasadizo permanecerá abierto "hasta la eternidad".
"Israel no vuelve a hacer concesiones unilaterales. Exigimos un toma y daca", añadió el primer ministro israelí, sin parecer importarle el que el mismo presidente norteamericano, Bill Clinton -además del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, y el rey Husein de Jordania-, se hubieran ofrecido para mediar entre los viejos enemigos.[Estados Unidos ofreció ayer la posibilidad de organizar en Washington un encuentro entre Netanyahu y Arafat. A la cumbre, según un alto funcionario de la Casa Blanca, acudirían también otros líderes de la zona. Pero la iniciativa está todavía en fase de maduración: "Es una propuesta que estamos haciendo a las dos partes, una de las varias ideas que se están manejando" informa José M. Calvo. Como paso previo, ambos líderes deberían tener un primer contacto en la zona a muy corto plazo. Después se podría organizar la cumbre de Washington, con el presidente Bill Clinton como anfitrión, y a la que acudirían también el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Husein de Jordania, para entre todos relanzar el proceso de paz. El Consejo de Seguridad de la ONU, mientras, dedicó ayer una segunda jornada de debates a la crisis sin lograr un acuerdo sobre si adoptar o no un comunicado de condena ni en qué términos. Hasta redactó un borrador en el que aparecía la palabra desencadenante de la crisis: túnel.]
El polémico túnel abrirá hoy a las diez de la mañana y sólo cerrará los viernes y sábados, festivos para judíos y musulmanes, así como las más importantes festividades cristianas. "Mantener el tunel abierto significa empujar a toda la región hacia una violencia irresponsable", declaraba la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en un comunicado.
El plan en que trabaja la diplomacia para alcanzar un acuerdo que ponga fin a esta casi guerra que se ha cobrado en tres días 54 vidas palestinas y 14 israelíes no parece fácil.
Nerviosismo
Además, el nerviosismo ha asomado a las filas castrenses israelíes al ver que ahora tienen que hacer frente a una policía palestina armada. Ayer, la plana mayor militar se manifestó a favor de poner fin a la autonomía palestina si se volvían a suceder semejantes, enfrentamientos armados. "Hoy [ayer] hubo una calma relativa pero la situación en el terreno es inestable. Esta situación es intolerable y no podremos vivir con ella por mucho tiempo, de modo que se debe encontrar una solución", declaró el comandante el jefe de las fuerzas armadas, general Amnón Shájak.Apedrear o no apedrear. Ésa era la cuestión que mantenía en la duda a los jovenzuelos palestinos que se adueñaron de la carretera de acceso a Hebrón hace tres días pero que ayer se mostraban más inclinados a la moderación. Uno de los responsables palestinos del trayecto hacia la vecina localidad de Halhul, un joven cansado e incómodo en su traje militar, preguntaba al que pasaba si había noticias de un arreglo entre Arafat y Netanyahu.
La pregunta flotaba en el ambiente hasta que llegó la noticia de que Arafat, insultado y resentido por la negativa de Netanyahu a recibirlo en los primeros tres meses del Gobierno del Likud, decidió que había llegado la hora de ensefiarle paciencia. Fuentes muy próximas a Arafat dijeron anoche a EL PAÍS que el presidente palestino no piensa sentarse con Netanyahu. a menos de que obtenga un previo compromiso escrito de que el gobierno israelí cerrará el túnel en Jerusalén y presentará un programa concreto para la evacuación de las tropas israelíes de la ciudad de Hebrón.
Si el actual conflicto degenerara en una guerra real, la jornada de ayer tendría que pasar a la historia como el día de la moderación. Los policías de Israel y Palestina actuaban en el mismo plano con la consigna de evitar la violencia aunque, a pesar de ello, hubo 30 heridos.
Los soldados en ambas lados estaban pegados a la radio para saber si sus líderes se reunirán o no en la frontera de Gaza para hablar seriamente de paz.
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