Francia apuesta por los genéricos

El gobierno francés ha decidido apostar por los medicamentos genéricos, considerando que su utilización debería suponer un importante ahorro para la Seguridad Social. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jacques Barrot, anunció el miércoles su intención de elaborar una ordenanza que autorizará a los farmacéuticos a sustituir el medicamento de marca recetado por los médicos por un genérico equivalente. [En España, los farmacéuticos sólo están capacitados para hacerlo cuando no disponen en ese momento del medicamento recetado]. Barrot calcula que, con ello, la Sanidad pública puede ahorrar cada año entre 1.000 y. 5.000 millones de francos (entre 25.000 y 125.000 millones de pesetas). Los genéricos son entre un 30% y un 50% más ,baratos que los productos originales. El uso de genéricos es una. reivindicación ya antigua de los farmacéuticos franceses. Los médicos, sin embargo, se muestran reticentes. Y la industria farmacéutica sé opone frontalmente, con el argumento de que el sobreprecio aplicado a ciertos productos corresponde a las necesidades deinvestigación.Copiar es mucho más barato que inventar, dicen los industriales. Sin un cierto margen de beneficio, añaden, la industria farmacéutica francesa, una -de las más poderosas del mundo, perderá capacidad innovadora y decaerá.

Barrot ha, ordenado ya a la Agencia de Medicamentos que le proporcione una lista completa de todos los genéricos ahora existentes en el mercado.

Los industriales farmacéuticos confían en que la lista sobre la que debe basarse el empleo de genéricos sea reducida, y limitada a ciertos productos de uso convencional. Para tranquilizar a la industria, el ministro puntualizó ayer que no pensaba conceder a las farmacias un "derecho sistemático de sustitución" y que, antes de publicar la ordenanza relativa al uso de genéricos, negociaría pon todos los sectores afectados por la medida.

En Francia, los genéricos representan sólo un 5% del mercado farmacéutico. Sobre ellos, las legislaciones son muy distintas. Los médicos británicos, por ejemplo, suelen recetar , moléculas químicas, (principio activo), y no marcas comerciales. En Alemania, el paciente es informado sobre los distintos productos existentes en el mercado y tiene capacidad de elección, aunque la Seguridad Social sólo reembolsa el precio del medicamento más barato.