Solana vaticina un compromiso entre Francia y EE UU

El fantasma del litigio franconorteameriacano sobre la nacionalidad del futuro mando militar de Nápoles y, por extensión, sobre la Identidad Europea de Defensa (IDE) de la nueva OTAN, siguió recorriendo ayer los conciliábulos de los ministros de Defensa aliados. No hubo acercamiento, pero nuevos augurios de una solución de compromiso se añadieron al lanzado el miércoles por el italiano Beniamino Andreatta. "En la OTAN estamos acostumbrados a buscar soluciones de consenso", recordó el secretario general, Javier Solana.Ese compromiso, que debe alcanzarse antes de la ministerial de diciembre, "no satisfará al 100% las aspiraciones de ambos países", vaticinó Solana, pero será suficiente para no arruinar el alumbramiento de la nueva OTAN. Porque, por un lado, "no contemplamos la hipótesis" de que Francia se desentienda del proceso y aparque su plena integración en la renovada estructura militar, alegaba un alto funcionario. Mellaría la credibilidad del proceso, en el que ya está muy inmersa, y de la propia Alianza.

Por otro lado, el deseo unánime de los europeos de avanzar en la IDE, aunque supone un apoyo para París, esconde distintos grados de identificación, que permiten a la diplomacia norteamericana maniobrar para evitar un frente común adverso. "Vemos con simpatía la reivindicación francesa", pero si no hay compromiso y Francia se mantiene al margen, "no se paralizará la reforma y nosotros seguiremos en el proceso", manifestó ayer el español Eduardo Serra.

Mientras el francés Charles Millon permanecí completamente mudo, el norteamericano William Perry reiteró sin ambages su determinación de no ceder a un europeo el mando del cuartel general subregional de Nápoles. "Hemos realizado sólo una primera discusión", dijo, "pero cada uno de se ha expresado claramente y sin ningún género de ambigüedades: discrepamos". Argumentó que la nueva OTAN debe cambiar lo que no funciona, "pero no lo que funciona", como la VI Flota y Nápoles.

¿Cuál puede ser el compromiso? Además de otras componendas, el encuentro de Bergen ha descartado, por el momento, la idea italiana de someter Nápoles al principio de rotación, bastante extendido en la Alianza, pero circunscrito a cuatro países: EE UU, Francia, Italia y España.