Baile de corrales
Hubo baile de corrales en el último festejo de feria: de los dos ,hierros anunciados -Domingo Hernández y Garcigrande, de la misma casa ganadera- sólo se aprobaron tres toros; la corrida se completó con ejemplares de tres ganaderías, pero el sexto toro, de El Sierro, se partió un asta en el estribo del caballo al tomar el primer puyazo -en ese maldito estribo matatoros, que debería estar prohibido-,. fue devuelto y sustituido por otro de Sánchez-Cobaleda. En total, seis hierros distintos, que ya es decir.Con ganado de tan diversa procedencia, Litri y Jesulín de Ubrique se esforzaron. Rivera Ordóñez, no. Rivera Ordóñez vino a Guadala - jara a darse una vuelta y ver el ambiente. Litri reaparecía después de la cornada de Albacete de hace dos semanas. Se le notó recuperado. Fue el mismo Litri de siempre: muchos gritos a los toros, muchos pases, muy buena voluntad... pero poco toreo. Logró meter en la muleta al que abrió plaza, un toro muy rebrincado, a base de porfiar con él y obligarlo mucho. Intentó pasarlo de muleta con la izquierda, pero no pudo templar la embestida. Mató mal, sin recursos para sacar de las tablas a un toro muy acobardado.
Hernández / Litri, Jesulín, Rivera
Dos toros de Domingo Hernández (cuatro fueron rechazados en el reconocimiento), con los cuatro años justos, de aceptable presencia, flojos y manejables; 2º, de Joaquín Núñez, impresentable por chico, flojo y encastado; 4º, de El Pilar, bien presentado y encastado; 5º de Garcigrande, manso con genio, y 6º, sobrero, de Sánchez-Cobaleda, bronco.Litri: dos pinchazos -primer aviso- tres pinchazos -segundo aviso-, media a toro arrancado y descabello (silencio); bajonazo (dos orejas). Jesulín de Ubrique: estocada trasera (oreja):, pinchazo y estocada corta baja (silencio). Rivera Ordóñez: bajonazo (dos orejas); bajonazo (silencio). Litri y Rivera salieron a hombros. Plaza de Guadalajara, 22 de septiembre. 4º y última corrida de feria. Tres cuartos de entrada
Con el cuarto, un ejemplar encastado y con mucho que torear, Litri dio todo lo que lleva dentro, algo muy de agradecer. Pero el toro era de faena grande. Se anotan tres naturales y un pase de pecho largos y mandones.
Jaleadas por el Mangui
Ambas faenas fueron jaleadas con entusiasmo, como es costumbre, por El Mangui, peón de confianza del Litri. Esto debe de dar mucha moral al torero, que no intenta evitarlo, pero resulta de una pesadez insoportable.Jesulín hizo caso omiso de las continuas chanzas con que le zaherían las peñas -le cantaban cosas como "te quiero toa paramí" y otras por el estilo- y estuvo muy serio con el quinto, un toro correoso.
Jesulín pisó terrenos muy comprometidos y se la jugó toreando al natural. Las pausas para tomar aire -Jesulín acabó jadeante- rompieron el hilo de una faena meritoria pero que no llegó al público.
Con el anterior Jesulín había pegado muchos pases, casi todos con la derecha, sin enjundia ni profundidad. Le dieron una oreja y en la vuelta al ruedo le tiraron dos gallinas que rehusó y fueron recogidas por los areneros.
Rivera Ordóñez se dedicó en el tercer toro a los alardes temerarios, los circulares, los dobles pases de pecho, los muletazos mirando al tendido y otras zarandajas. Atropellado y sin temple, hizo una faena de corte pueblerino que entusiasmó a los espectadores.
Con el sobrero, al que dejó casi crudo en el caballo, no quiso complicarse la vida. No aportó ni un recurso lidiador ante un toro bronco, al que mató de infamante bajonazo. Lo mejor de Rivera fueron dos quites que hizo a un banderillero en el cuarto. Pobre balance.
Babelia
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