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Terenci Moix: "Tras ganar el Planeta me ofrecieron premios de enjundia"

El autor dice que la escritura es el único arte sin subvención

La sombra del fraude y el amaño que flota, oscureciéndolos, sobre la concesión de los premios literarios fue confirmada ayer por el escritor Terenci Moix (Barcelona, 1942). El escritor, cogido en plena resaca de su último éxito, el primer Premio de Novela Fernando Lara, dotado con 20 millones de pesetas, que logró en la medianoche del viernes en Sevilla, reveló: "Después de ganar el Planeta, hace 10 años, vinieron a casa a ofrecerme varios premios de enjundia. Pero éste no; éste no me lo han ofrecido".

Un diario anticipó el miércoles que el galardón sería para El amargo don de la belleza, justamente el retorno de Moix a Egipto y al rol de las grandes mujeres -Nefertiti-, las dos galaxias literarias de Moix que, quizá, más fascinen a su público. "Sólo ha faltado que yo mismo publicara en algún diario un anuncio diciendo que iba a ganar el premio", bromeó Moix, razonablemente despierto después de una madrugada de jolgorio y saraos flamencos, desactivando así con ironía el escozor que dejaron las sospechas, que él desmintió, de que el premio estaba dado y de que su original -520 folios- había llegado fuera de plazo a la convocatoria.Más allá de esa polémica, Moíx contó que soñó esta novela -la historia de un pintor cretense en el Egipto de Akenatón y Nefertiti- en 1968 contemplando un lugar desolado y con resonancias místicas. "Llevo, pues, casi 30 años trabajando de algún modo en esta obra. De hecho, yo no sé si será así, un miembro del jurado me ha dicho que esto es lo mejor que he escrito nunca", contó, para apresurarse a desmentir que El amargo don de la belleza guarde parentesco con No digas que fue un sueño, la otra novela egipcia de Moix tramada sobre otra mujer poderosa, Cleopatra, que en 1986 se convirtió en un hito de ventas del Premio Planeta. "Mis lectores se sorprenderán con ésta. Es más reflexiva. Menos apasíonada", indicó Moix.

Sin embargo, la novela está tan documentada y pulida, es tan minuciosamente historicista, que después de zambullirse tan profundamente en Egipto Moix está harto. "Me ha dejado agotado. Ahora quiero hacer una novela policiaca de obsesiones y psicópatas; es Verdad, me gustan los cambios bruscos", aceptó un rato después de oír cómo un amigo, en un encuentro en un programa de la Cadena SER, le espetara con cariño: "Desde luego, Terenci, lo tuyo está entre lo histórico y lo histérico".

La editorial Planeta, que ahora dispone con el Premio Fernando Lara -el segundo con mayor dotación económica de España- de una gran plataforma para situar en él a sus escritores de venta, había anunciado que este garlardón sería limpio: 20 millones sin carga fiscal. Pero, al final, no será así. Moix comentó ayer que la literatura es el único arte sin subvención en España. "Sin embargo, se subvencionan películas de imberbes y se gasta dinero para que luego salgan las Historias del Kronen, por ejemplo", dijo quejándose desde su conocido fervor cinéfilo.

Moix no tiene tratos con la política. Por eso ayer evitó enjuiciar las decisiones culturales del Gobierno del PP. "Ningún departamento cultural me ha dado nunca ni un puto duro. Y en Cataluña, menos, porque, como es sabido, Pujol me odia" dijo.

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