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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Agrobarbarie

Hay hermosas palabras, por ejemplo biodiversidad, que me gustaría que tuvieran una realidad que no fuera sólo retórica. Parece ser que su existencia garantiza salud, resistencia, a las plagas y equilibrio a los campos y a la vida.Me pregunto yo si, por aquello de la mundialización de la economía, no habremos perdido el norte. Importamos esos productos, mientras dejamos sin cultivar o pudrir los nuestros, debido a tratados y lejanos intereses, ¡se dice que por el bien general! Los sucesivos Gobiernos prometían y prometen solucionar los problemas del campo y aprovisionar de alimentos a la población, sin asfixiar su garganta y bolsillo. Una parte de los campesinos parece haber perdido aquellas raíces atávicas que les unían a la tierra, puesto que hay colectivos y familias que prefieren el recurso fácil y comodón de las subvenciones de Bruselas antes que el azaroso desvelo de la producción agrícola.

Cuando estalla cualquier conficto todo se resume en pedir infladas y supermillonarias demandas de subvenciones al Estado, como si de un manantial inagotable de leche y miel de una Arcadia feliz se tratara.

Esta situación me parece de un ilusionismo recíproco. ¿Qué piensan hacer los Gobiernos con masas campesinas ociosas? ¿Por qué persisten los campesinos en el papá-Estado? ¿Es tan difícil estimular y promocionar a los cultivos sociales de pequeños y medianos agricultores, que dan puestos de trabajo? ¿Por qué la cláusula de salvaguardia, que ahora beneficia sólo a los ajos, no se extiende a más productos? ¿Es tan oneroso exigir a las grandes propiedades, que reciben ayuda de la Comunidad Europea, que tegan un mínimo de rentabilidad? ¿Por qué no se quitan las peonadas, para que sólo se dé subsidio cuando no haya trabajo y se extiende el PER, no sólo a Andalucía y Extremadura, sino a todas las nacionalidades? ¿Por qué no se combaten las plagas con biodiversidad? ¿Por qué no se dan cursos de capacitación agrícola a los campesinos parados? ¿Por qué las subvenciones de Bruselas no se cobran puntualmente? ¿Y por qué se mezclan los turbios asuntos políticos con la agricultura?

Todos estos correctivos no son imposibles a corto y largo plazo, siempre que nos replanteemos, con verdadero instinto reparador, el inevitable binomio monocultivo-plaga, la ganancia fácil y el pan para hoy y el hambre para mañana.-

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