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El vicepresidente colombiano pide la renuncia del presidente Ernesto Samper

El vicepresidente colombiano, Humberto de la Calle, embajador en España hasta que renunció a este puesto a comienzos de verano, regresó ayer al país y lo hizo pisando fuerte. Leyó ante la prensa una dura carta dirigida al presidente Ernesto Samper, en la cual le pide considerar la posibilidad "real de hacer dejación del cargo". Esto, según De la Calle, abriría el camino para conformar un Gobierno de unidad nacional "capaz de convocar a toda la nación en la cruzada que se requiere para salvar a Colombia".

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El regreso de De la Calle se pro dujo en medio de la confusión que generó su petición de licencia (vacaciones) por un mes -que sin explicación redujo a cinco días- y en medio también de la polvareda que levantó una crítica -que formuló por carta- hace pocos días contra la reforina constitucional presenta da por el Gobierno al Congreso.La carta, leída en una inusual conferencia de prensa -no se admitieron preguntas y asistieron algunos de los seguidores de De la Calle con pancartas en las cuales se leía: "Doctor De la Calle, salve usted a la patria"-, sin duda agudizará aún más la vieja pugna Gobierno-vicepresidencia. Esta madrugada se esperaba una dura respuesta emitida por la presidencia.

En resumen, la carta es un diagnóstico desolador de la actual situación del país, que según el ex embajador en España está llegando a "límites intolerables", mientras "la economía sucumbe y ya no se habla de recesión sino de colapso". Según el recién llegado vicepresidente "los trabajadores ya ni siquiera están seguros de llegar a la Navidad con un empleo". Sobre las protestas de los campesinos cocaleros, De la Calle asegura que han logrado poner "en jaque" a las autoridades. Se han firmado acuerdos ambiguos -dice- que ponen en entredicho el compromiso de Samper de no negociar los cultivos ilícitos. Se refiere también a la escalada guerrillera que tiene hoy a medio país paralizado. El vicepresidente se muestra pesimista: "A corto plazo ni siquiera parece realista pensar en derrotar (a la guerrilla) sino escasamente en contener su avance".

Tras el desastroso balance, De la Calle concluye que todo esto se agrava por la falta de "credibilidad, legitimidad y capacidad de acción del Gobierno de Samper" como resultado de la acusación del ingreso de dinero del narcotráfico a su campaña. "Señor presidente, lo cierto es que no resulta viable gobernar a Colombia cuando se carece de la capacidad para convocar al grueso de la población para defender lo que nos queda de país". Las últimas líneas el vicepresidente ofrece su renuncia "si ello contribuye a abrir el camino de la reconstrucción de nuestra patria".

La carta fue recibida con reserva. Es rica en adjetivos y críticas pero no formula ningún camino claro para el Gobierno de unidad nacional que plantea como virtual alternativa. En los últimos días algunos de sus seguidores habían pedido a De la Calle renunciar y lanzar su candidatura para 1998, para hacer contrapeso a la candidatura del actual ministro de Gobierno, Horacio Serpa.

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En medio de la caótica situación del país muchos creen que la pregunta de hoy no es si De la Calle debe renunciar o no; la pregunta es cómo se llegó a pactar este matrimonio con Samper. Desde siempre, y desde donde se mire, el presidente y De la Calle conforman una extraña pareja: cada uno representa las dos grandes corrientes de hoy en el Partido Liberal. Samper es abanderado de un Gobierno social que hoy muchos califican de populista y De la Calle es proclive a la corriente neoliberal del ex presidente César Gaviria.

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