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Francia sólo puede expulsar a cuatro de los inmigrantes desalojados

Tras la firmeza, el ridículo. Así podría resumirse la imagen del Gobierno francés que, después de ordenar a la policía que entrase por la fuerza el pasado viernes en la iglesia de Saint-Bernard, en París, para desalojar a unos 300 ilegales africanos, descubre que sólo ha sido capaz de retener a 20 y que, de todos éstos, sólo cuatro están en situación de ser expulsados in mediatamente del territorio. Una vez llegados a Mali, uno de esos cuatro demostró que sus hijos han nacido en Francia y, por consiguiente, también tiene derecho a la residencia. Mientras tanto, en París, dos tribunales, el civil y el administrativo, estudian los recursos presentados por los abogados de los ilegales y los informes de las autoridades.La decisión judicial cuestiona tanto el trabajo previo de la policía como la viabilidad de la actual legislación. Por ejemplo, en un primer momento la juez del tribunal administrativo ya consideró que sólo 13 de los primeros 46 informes que estudió estaban correctamente realizados, mientras que el resto no permitía prolongar ninguna retención. Fotocopias ilegibles, nombres equivocados, domicilios falsos, documentación sin firma de la persona competente, órdenes de expulsión en las que no figura el país de destino, son algunos de los defectos estimados por el Tribunal Administrativo de París, que ha ido liberando a la mayoría de los africanos vuelven a ser, legalmente, ilegales-, hasta el punto de que anoche sólo cuatro de 300 personas habían sido expulsadas y no más de 20 seguían retenidas. Estas cifras son las que permiten al ultraderechista Frente Nacional volver a la carga definiendo la actuación gubernamental como una "gran bufonada".

Clarificar la ley

El presidente Jacques Chirac ha manifestado que el Gobierno se dispone a "clarificar" las llamadas Leyes Pasqua para hacerlas "más eficaces". Parece obvio que se intentan modificar los decretos de desarrollo y aplicación de la ley, pero no que ésta pueda ser discutida de nuevo, pues el Gobierno corre el peligro de verse arrastrado por el sector más derechista de la actual mayoría conservadora en el poder.Para mañana, un comité de ayuda a los sin papeles ha convocado una nueva manifestación en París. Buena parte de los ilegales de Saint-Bernard se ha reunido ahora en la sede del Thèatre du Soleil, que dirige Ariane Mnouchkine, y que ya les acogió durante unos días en junio.

"Aquí pueden encontrar refugio, pero no escondite", dice la directora, que durante más de dos semanas compartió encierro con los africanos en la iglesia parisiense. La evidencia de que todo puede volver a comenzar y que de nada habrá servido derribar a hachazos las puertas de Saint-Bernard debería inquietar al Gobierno. Las encuestas prueban que la opinión pública, si bien acepta la idea de expulsar a los emigrantes clandestinos, condena la intransigencia y la confusión gubernamentales. Expulsiones sí, pero con discreción.

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