Indignación en Bélgica con la justicia por el caso de asesino de niñas
El Gobierno belga anunció ayer que endurecerá el sistema de libertad condicional para evitar que se repitan casos de secuestros y asesinatos de niños como el que conmociona a todo el país desde el pasado sábado. La opinión pública está indignada por la ineficacia con que la policía investigó la red pedófila de Marc Dutroux, y con la justicia. Dutroux fue excarcelado en 1992, pese a haber sido condenado en 1989 a 13 años y medio por violación de dos niñas. Su esposa, Michèle Martin, fue ayer acusada formalmente de ser cómplice de Dutroux y de su socio Michel Lelièvre en el secuestro de menores.
El ministro de Justicia, Stefaan de Clerk, descartó la reinstauración de la pena de muerte, abolida el pasado 13 de junio, pero anunció la creación de una comisión penitenciaria especial destinada a endurecer las condiciones de la libertad condicional. De Clerk dijo que el Gobierno sacará "conclusiones políticas" del caso. Varias asociaciones han iniciado una campaña de recogida de firmas contra la reducción de penas para los condenados por crímenes sexuales. En Bélgica son habituales sentencias leves por violación de menores y la ley permite la libertad condicional de cualquier reo que haya cumplido un tercio de la pena. En 1992, el entonces ministro de Justicia autorizó la excarcelación de Dutroux pese a la opinión contraria del tribunal y del psicólogo de la prisión. Dutroux. había violado a dos menores en 1985.El escándalo ha conmocionado al país tras el hallazgo el pasado sábado de dos niñas de ocho años en el jardín de la casa de Sars-La Buissièrie, una de las varias propiedades que Dutroux posee en los alrededores de la sureña ciudad de Charleroi. Dutroux, un ex electricista de 40 años, ha admitido los secuestros de seis jóvenes entre junio de 1995 y agosto de 1996, pero niega cualquier asesinato, a excepción de un cómplice, cuyos restos fueron hallados junto a los de las pequeñas
Torturas grabadas
Melissa Russo y Julie Lejeune, ambas de ocho años y secuestradas en junio de 1995, aparecieron muertas tras haber sufrido durante meses el cautiverio en manos de sus secuestradores, y con toda seguridad abusos sexuales, que fueron grabados en vídeo para su venta a las redes de pedofilia. Según las declaraciones de Dutroux, podrían haber muerto de hambre en su oscuro encierro subterráneo, aunque las autoridades no han revelado todavía los resultados de la autopsia. Dutroux ha declarado que asesinó a su cómplice, Bernard Weinstein, presa de un ataque de ira al enterarse de la muerte de Julie y Melissa.Los padres de las dos niñas han denunciado en público la nula atención de las autoridades encargadas de la búsqueda: los investigadores no las buscaron en serio porque siempre creyeron que habían sido asesinadas, e incluso la antigua fiscal de Lieja les dio el pésame. Mientras tanto, las niñas seguían vivas. Ayer, los cadáveres fueron entregados a sus familiares. Los investigadores estuvieron hasta tres veces en la casa de Sars-La Buissièrie, donde estaban encerradas las niñas aún vivas, en una habitación subterránea oculta en la bodega, sin efectuar un registro a fondo ni interrogar al dueño.
Entretanto, la policía continúa buscando desesperadamente a Ann Marchal y Eefje Lambreks, de 19 y 17 años, secuestradas por Dutroux en el puerto de Ostende hace un año. Se desconoce si están vivas. La televisión pública belga RTBF informó anoche que ambas jóvenes habían sido vendidas a una red de prostitución checa.
De los 15 niños desaparecidos en Bélgica desde 1990, siete han sido encontrados muertos, seis están desaparecidos y dos -Laetitia Delhez, de 14 años, y Sabine Dardenne, de 12- han sido liberadas. Ambas fueron encontradas el jueves en un sótano de otra casa de Dutroux, también cerca de Charleroi.
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