Las calles de Betés son un recuerdo
Betés, una pequeña pedanía situada 500 metros arriba del barranco de Arás, también sufrió con extrema dureza las consecuencias de la tormenta del miércoles. Eso sí, sus 14 habitantes se felicitan porque los daños sólo han sido materiales.Las calles son un simple recuerdo, y las obras de reciente construcción, pajares y garajes, fueron arrastradas por la fuerza del agua. Sólo las viviendas levantadas hace muchos años, con sillares de piedra, resistieron el embate de las aguas. Una empacadora y varios tractores y máquinas de labranza quedaron destrozados en la riada.
Gregorio, uno de los vecinos de mayor edad, asegura: "Nunca he vivido una tormenta así". A continuación, se queja: "Llamé a Protección Civil para contarles lo que se avecinaba al ver cómo caía el agua aquí. ¿Piensa usted que se lo creían? Me dijeron que al día siguiente, por la mañana, ya vendrían. No llegó nadie hasta las seis de la tarde. Apareció un guarda forestal a ver la zona".
Ayer, el presidente del Gobierno de Aragón, Santiago Lanzuela, acudió a visitar la localidad. Tras conversar con los vecinos, declaró: "Es impresionante. Viendo lo que pasó allí arriba, se comprende la magnitud de la catástrofe".
Betés se encuentra en el cono del embudo en el que confluyen, junto a las localidades de Aso y Yosa, otros tantos barrancos que aportan, desde una altitud de más de 1.500 metros, las aguas de lluvia al de Arás.
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