_
_
_
_
Entrevista:

"Está en juego el proyecto del PP"

Pregunta. Que ha querido usted morir in bellezza; eso se dice.Respuesta. Ja, ja... Permítame que yo también haga uso del don de lenguas. La hipótesis responde a lo que los norteamericanos llaman wishful thinking, ese vicio de pensar no ya como indica la realidad, sino nuestro deseo. Mis adversarios desean que muera de un modo tan intenso que cualquier cosa que haga la interpretan en clave de mi defunción. Mi pensamiento es muy conocido. ¿A qué el escándalo?

P. A que por vez primera después de los pactos usted ha recordado lo que piensa.

R. Todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa. Los nacionalistas identitarios dicen que España es una yuxtaposición de naciones o que no existe. Nadie levanta la voz. Me parecería muy llamativo que sólo yo tuviera prohibido hablar.

P. Lo que se infiere de su conferencia, y de su pensamiento, es que el escándalo son los pactos.

R. Es una deducción respetable. Pero mi tesis es que el PP no ha tenido que forzarse ni moral, ni conceptual, ni, doctrinalmente para firmar esos pactos. No ha habido ninguna transmutación de la conciencia. Ni para el PP ni para CiU. ¿Qué hace , el señor Pujol después de firmarlos? Irse a Quebec a reclamar por enésima vez la soberanía de Cataluña. Nadie se escandaliza. Ni nadie insulta al señor Pujol como me insultan a mí.

P. Ustedes sabrán por qué se. escandalizaban antes y no se escandalizan ahora.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

R. Las elecciones dejaron una situación muy complicada. Todos demostramos una meritoria responsabilidad. Y una benéfica intención de distinguir entre lo fundamental y lo accesorio. Para nosotros, lo importante, desde el punto de vista de los intereses estatales, es que las autonomías no puedan tener bancos públicos, o que se respete la unidad de caja de la Seguridad Social.

P. ¿Se puede gobernar aliado con una insidia?

R. Se puede gobernar aliado a un problema. A veces, estar enamorado es un problema y uno persevera. Los nacionalistas también tienen un problema.

P. El destino que los hombres quieren para los problemas es su desaparición.

R. Su resolución...

P. La distinción parece retórica.

R. Nuestra responsabilidad es preguntamos cómo podemos resolver un problema que dura desde hace muchos años. Quiero creer que el pacto puede contribuir a poner gérmenes de solución. Ahora bien: los pactos se construyen sobre ámbitos de coincidencia. Y el electorado ha de saber que las convicciones de cada uno siguen intactas.

P. ¿De verdad cree usted que el objetivo de la alianza, es resolver el problema de España?

R. Sería deseable ese aliento de grandeza, trabajar por una síntesis de España que armonice heterogeneidad y unidad. Hay que superar estos tres caminos: la conllevancia orteguiana, el troceamiento o la uniformidad.

P. ¿Tiene alguna idea?

R. Tengo una humildísima insinuación. El camino de la síntesis pasa por la privatización, humanización, relativización y liberalización del hecho nacional.

P. ¿Privatización?

R. Digamos que se trata de la reclusión del hecho nacional en la intimidad. Como la religión.

P. Todo nacionalista estará dispuesto cuando tenga el poder.

R. Eso, es lo que hay que revisar. La identificación mística entre el Estado y la Nación.

P. No parece que el plan haya de convenirles, francamente.

R. En un proceso así hay que meditar con generosidad.

P. ¿Humanización?

R. El nacionalismo sólo entiende la persona a partir de una adscripción territorial, étnica o lingüística determinadas. Creo, por el contrario, que la noción de persona es previa.

P. ¿Relativización?

R. La nación no puede ser el referente supremo ni de la vida ni de la política. Eso enlaza con la liberalización, que es el último de los caminos de síntesis. Creo que los benéficos principios del liberalismo se han de aplicar a las relaciones nacionales.

P. Jordi Pujol retaba hace poco a cualquier líder catalán a discutir donde quiera y como quiera sobre el nacionalismo.

R. Sí, sí, y ya ve cómo reaccionan en cuanto les tomas la palabra. Así me lo pagan.

P. En su conferencia aludió a la "posición defensiva" de los grandes partidos españoles frente a los nacionalismos identitarios. ¿No les estaba reclamando que fueran más nacionalistas, más nacionalistas españoles?

R. No. Yo reclamo un desacomplejamiento doctrinal.

P. ¿Existe un nacionalismo español?

R. Difuso.

P. ¿Tiene concreción política?

R. Ni el PSOE, ni IU, ni el PP son partidos nacionalistas. La identidad española no es beligerante, no tiene necesidad de serlo.

P. Porque se ejerce políticamente, piensan los nacionalistas.

R. Habría que matizarlo. Hoy, la identidad española es un asunto muy complejo. Lo español nos impregna a todos. No todos los saben y algunos se resisten, pero es así.

P. Hay quien cree que España, es inseparable del conflicto y que se trata de algo energético.

R. Nos quita mucho tiempo. El esfuerzo es excesivo. Hay que encontrar un camino que nos permita vivir y trabajar juntos aceptando esta realidad: que los españoles reaccionan con igual violencia tanto ante la soldadura como ante la dispersión.

P. En septiembre, el PP de Cataluña afronta su congreso. ¿Ha decidido presentar su candidatura a la presidencia?

R. Todavía no.

P. ¿Qué espera?

R. Un instante de meditación.

P. ¿Propio o ajeno?

R. Comunal.

P. Algunos de los que lo aprecian se echaron las manos a la cabeza por lo de Santander.

R. Nunca he sido un coyunturalista, me acuso de ello. Pero si ser presidente significa el sometimiento de mis convicciones, prefiero no serlo.

P. ¿Cree usted que la independencia del proyecto popular en Cataluña depende de que usted siga siendo presidente?

R. Depende del mantenimiento de los referentes.

P. Usted es un referente visible.

R. Eso dicen las elecciones autonómicas de 1992 y 1995. Pero hay más referentes: la posibilidad de ser español y catalán y la de entender Cataluña desde un punto de vista distinto al del nacionalismo.

P. Si usted no es presidente, ¿cuál va ser el proyecto popular en Cataluña?

R. Sólo conozco algunos de sus rasgos hipotéticos: sería un proyecto cortoplacista, acomodaticio y de identidad difusa.

P. ¿Una entrega?

R. Un proyecto de entrega. No vamos a engañarnos: está en juego el proyecto del PP.

P. Usted se ha ganado el aprecio de sus votantes y de gente que nunca le votará. Pero el PP catalán parece lleno de gente que lo detesta.

R. No es cierto.

P. Todos los militantes que han opinado sobre su conferencia la han criticado. Ni una sola voz favorable ha despuntado.

R. Eso revela que los miembros del PP catalán son disciplinados. Saben que estamos en un momento precongresual.

P. En serio: ¿por qué ha fracasado en la pedagogía interna?

R. Bueno, no es de lo que me siento más satisfecho. Es verdad: necesitamos equipos sólidos, hay que subir a la primera división a muchos jóvenes de la cantera. Quiero que el próximo congreso sirva para eso.

P. El presidente del Gobierno respondió de forma semioracular cuando le preguntaron por usted: "Calentura veraniega".

R. Yo sí entendí a mi presidente. Tiene razón. Se trataba de un asunto tan nimio...

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_