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El presidente del consorcio alemán Thyssen, detenido por presunta estafa en la ex RDA

Dieter Vogel, de 54 años, presidente del poderoso consorcio alemán Thyssen, la empresa número 36 del país por su volumen de ventas, fue detenido ayer en Düsseldorf, aunque quedó en libertad bajo fianza de 2,5 millones de marcos (210 millones de pesetas). La Fiscalía de Berlín sospecha que Vogel y otros altos ejecutivos pueden haber incurrido en un delito de estafa relacionado con la liquidación de una empresa metalúrgica de la antigua República Democrática Alemana (RDA). Junto con Vogel, la Fiscalía de Berlín ha procesado a otros nueve ejecutivos de Thyssen y de la citada empresa estatal metalúrgica de la antigua Alemania oriental por presunto delito de estafa.

Corren malos tiempos para el empresariado alemán, que últimamente ha convertido las páginas de economía de los periódicos en una prolongación de las de sucesos. Las empresas con más nombre y prestigio del país, logotipos que en el pasado se asociaron con la pujanza económica y el avance tecnológico de Alemania, aparecen cada vez más ante la opinión pública como delincuentes de cuello blanco, que no dan con sus huesos en las mazmorras gracias al pago de fianzas. Dalmler Benz, VuWan, Siemens o Klóckner son algunas de las estaciones de este via crucis al que ahora se suma el nombre de Thyssen.Por un quítame allá esas subvenciones, unos sobornos o algunos balances falseados, muchos altos ejecutivos empiezan a poner en entredicho el made in Germany, sinónimo tradicional de seriedad y sólida administración. La privatización de todo un país, la difunta República Democrática Alemana, a través de la empresa estatal creada al efecto, la llamada Treuhand, resultó demasiado incluso para la antes casi atávica honestidad germana.

Negocios sucios

La Treuhand privatizó todo un país, pero al mismo tiempo creo una ciénaga de corrupción, de la que poco a poco afloran negocios más o menos putrefactos. El caso de Thyssen está relacionado con la privatización y posterior liquidación de la empresa estatal de la RDA encargada de la exportación de productos metalúrgicos. Una de las empresas del consorcio Thyssen se encargó de darle sepultura y, según parece, algunos metieron la mano en las subvenciones de forma que la Fiscalía berlinesa considera tipificada como estafa.Ya en mayo del año pasado se había llegado a un acuerdo para cerrar el asunto con la devolución por parte de Thyssen de 86,6 millones de marcos (7.275 millones de pesetas), pero los fiscales siguieron en sus investigaciones hasta encontrar nuevos elementos que permiten suponer la existencia de una estafa a la Treuhand por un monto de 73 millones de marcos (6.130 millones de pesetas).

Al parecer, Thyssen cobró de forma indebida subvenciones para formación profesional del personal por un importe de 37,8 millones de marcos (3.175 millones de pesetas) y realizó manipulaciones contables en los balances de hasta 35,2 millones de marcos (casi 30.000 millones de pesetas). Como a cuentagotas, cayeron en manos de la policía hasta 10 altos ejecutivos de Thyssen y de la antigua empresa de la RDA. El jueves la Fiscalía anunció la detención de cinco acusados, a los que se unió otro por la noche.

El pez más gordo

Ayer se emitieron cuatro órdenes de detención más, entre ellas iba la del pez más gordo, nada menos que el presidente de Thyssen, el ingeniero Dieter Vogel, casado y con dos hijos, quien realizó una carrera meteórica dentro del mundo empresarial alemán, iniciada en el consorcio de los medios de comunicación Bertelsmann y coronada en Thyssen, que el año pasado facturó 39.123 millones de marcos (3,3 billones de pesetas) y cuenta con una plantilla de 127.000 personas.Las acciones de Thyssen bajaron ayer en la Bolsa de Francfort, al conocerse la detención de los ejecutivos, que, con la excepción de uno de ellos que trabajaba para la empresa estatal de la RDA, quedaron en libertad, tras abonar fianzas por un importe total de 11 millones de marcos (unos 925 millones de pesetas), repartidas de forma individual entre 300.000 marcos y 2,5 millones de marcos.

El grupo Thyssen opera en España desde 1974 en las áreas de ingeniería, servicios y elevadores a través de Thyssen Industrie y Thyssen Norte. Factura más de 40.000 millones de pesetas, con unos beneficios de 3.000 millones anuales, y da empleo a 3.500 trabajadores.

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