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La guerrilla chechena controla la mayor parte de Grozni en dos días de encarnizados combates

Los independentistas controlaban ayer casi toda Grozni después de dos días de encarnizados combates. Sólo unos pocos edificios en el centro de la capital chechena, entre ellos la sede del Gobierno prorruso, todavía estaba en manos de las fuerzas federales. Los ministros promoscovitas, así como Doku Zavgáyev, el hombre del Kremlin en Grozni, se refugiaron en el aeropuerto Séverni, junto a la base militar rusa. Como telón de fondo de estos dramáticos acontecimientos está la falta de liderazgo en Moscú, donde las autoridades parecen no saber qué hacer frente a una inesperada crisis en vísperas de la toma de posesión de Borís Yeltsin de su segundo mandato como presidente de Rusia.

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Los intentos de los militares rusos de enviar refuerzos a las tropas que aún defendían el complejo de edificaciones gubernamentales en Grozni no tuvieron éxito durante el día, y sólo a las ocho de la noche un grupo de carros de combate rusos logró llegar al centro de la capital chechena. La primera columna motorizada que los rusos mandaron desde Jankalá, su base militar ubicada a unos ocho kilómetros de Grozni, fue detenida por los guerrilleros en la zona de la plaza Minutka. Los separatistas destruyeron cuatro carros blindados de la columna, que no pudo continuar hacia el centro de Grozni.Los guerrilleros también impidieron el paso a otros refuerzos que avanzaban desde la aldea de Mairtup. En la emboscada que los separatistas tendieron destruyeron 10 carros de combate, según informó la televisión privada NTV.

Sin contar las bajas sufridas en estas dos operaciones, en los últimos combates han perecido más de 50 soldados de las fuerzas federales y cerca de 200 han resultado heridos, según estimaciones militares rusas.

Los helicópteros de combate estuvieron todo el día disparando misiles contra las posiciones guerrilleras, pero no siempre con exactitud. Así, según el corresponsal de NTV, fue un misil ruso el que causó el incendio del que fue presa en la tarde de ayer la sede de la policía. El corresponsal de la agencia Interfax, que sobrevoló Grozni en un helicóptero de los federales, vio cinco grandes incendios en el centro de la ciudad y otros 10 en los suburbios.

Un grupo de funcionarios y de periodistas se encontraba atrapado en el hotel junto a la sede del Gobierno prorruso y, según el dramático testimonio de uno de ellos, era completamente imposible salir, ya que los guerrilleros tenían bloqueado el complejo de edificios gubernamentales en el centro de Grozni y habían tomado la central telefónica.

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La única esperanza que tenían de huir del infierno en el que habían caído era aceptar el ofrecimiento hecho por el portavoz independentista, MovIadí Udúgov, quien dijo estar dispuesto a abrir un "corredor hunianitario" por el cual los civiles podrían salir. Sin embargo, algunos reporteros temían que después se les utilizara como rehenes, por lo que demoraron su respuesta a Udúgov. Un nuevo ataque contra la sede del Gobierno a la caída de la noche hizo que los civiles decidieran continuar en el hotel.

Los independentistas, demostrando que tienen humor negro, han calificado de "operación especial" su ataque contra Grozni, utilizando el término que usan los militares rusos para justificar los bombardeos de las aldeas chechenas a pesar del acuerdo que habían firmado con los guerrilleros en mayo, en el Kremlin, y en junio, en Nazrán.

Restablecer el orden

Además, el mando separatista manifestó que el objetivo de esta "operación especiales "restablecer el orden constitucional" en Chechenia. Como se sabe, el presidente Yeltsin ordenó a sus tropas entrar en la república norcaucásica rebelde precisamente para "restablecer el orden constitucional", como se decía en el decreto que promulgó a fines de 1994.Mientras tanto, en Moscú los dirigentes rusos parecen no saber qué hacer ante la nueva crisis creada en vísperas de la investidura de Borís Yeltsin como presidente de Rusia por un segundo mandato. Yeltsin discutió anteayer la situación con el primer ministro, Víktor Chernomirdin, y el secretario del Consejo de Seguridad, Alexandr Lébed, con los que, de acuerdo con las informaciones oficiales, coincidió en que se debían tomar "medidas adecuadas". Pero, aparentemente, éstas no existen: Yeltsin ayer no abrió la boca, mientras que Lébed, con una ingenuidad impropia de su cargo, propuso convocar a un congreso del pueblo checheno en el que se pongan de acuerdo Zavgáiev y Zelimján Yandarbíev, el líder de los independentistas.

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