Las 'vacas locas' pueden pasar la enfermedad a sus crías, dice el Gobierno británico
La nueva vía amenaza las medidas de la UE y el plan de erradicación del Reino Unido
El Gobierno británico anunció ayer que, según un estudio, la enfermedad de las vacas locas puede transmitirse- de las madres a los terneros. Douglas Hogg, ministro de Agricultura se apresuró a descartar que exista riesgo alguno para el consumidor. "El índice de contagio es mínimo, un 1%. Los actuales planes de erradicación bastarán para dominar la situación", dijo. La constación de la transmisión vertical de la enfermedad puede desbaratar todas las decisiones tomadas hasta ahora por la Comisión Europea y el plan británico.
El estudio, aún no concluido, del comité científico gubernamental, indica que alrededor del 10% de las vacas locas, afectadas por encefalía espongiforme bovina (BSE), transmiten la enfermedad a los terneros, lo que supone un 1% en la población general de ganado británico. El estudio no se plantea averiguar cuáles son las causas de las transmisión vertical, pero algunos expertos han comentado que dificilmente puede ser la leche, dado que todas las terneras del estudio son, de vaquerías en que la leche de las vacas se dedica enteramente a la comercialización y no a alimentar a las crías.Este nuevo descubrimiento explicaría la aparición de unas 27.000 terneras enfermas, a partir de 1988, fecha en que fueron prohibidos los piensos elaborados con restos de oveja y vaca contaminadas. Muchos ganaderos siguieron utilizándolos durante varios años a pesar de la advertencia oficial. "Dentro de poco, nos sorprenderán con cualquier infección en la que nadie piensa", clamó ayer la oposición laborista que criticó al ministro por seguir sumido "en una confusión desconcertante", en todo lo relativo a la crisis de las vacas locas.
El nuevo dictamen estaba llamado a convertirse en otro golpe bajo para la credibilidad del Gobierno. También podía sembrar mayor alarma popular por la forma en que se ha enfocado, una vez más, la mayor crisis alimentaría de la historia reciente del país. De ahí que ministro y expertos se esforzaran en dar la impresión de que todos los cabos están atados. "La carne de ternera puede comerse, sin peligro para la salud; el consumidor debe fiarse de que restos de cerebros y médula espinal de las mismas tampoco llegarán a su mesa, y la confianza del mercado tiene que seguir aumentando", sentenció Hogg con firmeza.
Cabezas sacrificadas
Pero no negó que el sacrificio de cabezas de vacuno afectadas pueda llegar a ampliarse a ejemplares menores de 30 meses. Ahora Hogg espera reunirse con el servicio nacional de veterinarios para fijar la cuota definitiva de cabezas de vacuno que serán sacrificadas. El calendario vigente estipula que unas 120.000 vacas enfermas mayores de 30 meses pasarán por los mataderos a partir del próximo otoño. Keith Meldrum, veterinario jefe, sugirió ayer que dicha cifra podría aumentar hasta 147.000 ejemplares en los rebaños donde el mal aparezca temprano.El Comité Veterinario Permanente, que se reunió ayer en Bruselas, para tratar la crisis de la ESB y sus consecuencias para el ganado ovino y caprino, acogió con preocupación el informe británico.
Por pequeña que sea la posibilidad de que la enfermedad se transmita de modo vertical puede poner patas arriba todas las decisiones tomadas hasta ahora por la Comisión Europea y obligará a revisar el Plan de Control y Erradicación elaborado por el Reino Unido y aprobado en junio pasado por el Comité Veterinario Permanente. En principio, la novedad no se traduce en un aumen to de los riesgos que puede correr el hombre consumiendo carne de vacuno: la enfermedad no se transmite de forma más acentuada, sino de más mane ras de las que hasta ahora se pensaba.
Tampoco parece haber motivo para revisar la decisión de retirar del embargo la exportación de semen porque se desconoce la vía de contagio entre la cría y la madre. El cambio radical se concreta en que, si se confirman los informes británicos, la enfermedad puede tardar muchísimos más años en desaparecer.
Hasta ahora se pensaba que en torno al año 2003 o 2007 desparacería el actual brote de ESB porque para esa fecha ya habrán muerto todas las vacas, que consumieron harinas hechas con despojos de oveja, único medio de transmisión de la enfermedad que ha tenido en cuenta Bruselas.
La enfermedad, al transmitirse a las crías y tardar años en detectarse, puede haber sido incubada ya en jóvenes terneras que hasta ahora se suponían a salvo. Y éstas a su vez pueden transmitirla a sus futuras crías. Su eliminación puede no ser posible hasta que pasen varias generaciones.
El subdirector general de Sanidad Animal del Gobierno español, Agustín Piedrabuena, afirmó ayer, en Bruselas, que la constatación de la transmisión vertical "no nos afecta directamente en nada porque España nunca ha importado ni una sóla vaca del Reino Unido". La situación puede ser diferente para países como Francia y, en menor medida, Holanda o Portugal, que sí importaron terneras británicas. para su crianza. El tema se verá en la próxima reunión del Comite Veterinario Permanente.
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