Un piloto con experiencia en incidentes aéreos
El comandante del DC-10, Javier Echave, cuya actitud ante el secuestro contribuyó a que el trance no fuera demasiado traumático para los pasajeros, ya está curtido en incidentes áereos. En 1.970, Echave, que tiene 53 años y lleva 30 en la compañía Iberia, se vio obligado a abortar un despegue en el aeropuerto de Zurich. Llevaba una bomba de ignición oculta en la bodega de la nave Afortunadamente todo quedó en un susto.
Cuando Echave se disponía a reemprender el vuelo tras su estancia forzosa en Miami, saludó a los pasajeros . Sus palabras fueron acogidas con una ovación cerrada.
Pero antes del despegue se produjo, un nuevo incidente. Las televisiones y las emisoras anticastristas de Miami aseguraban que 30 pasajeros cubanos habían pedido asilo político en Estados Unidos. Varios funcionarios de inmigración subieron a la aeronave y contaron a los viajeros uno por uno. Estaban todos. Sólo entonces pudo despegar Echave, en lo que fue su cuarto viaje, a La Habana.
Negocios en Cuba
Para uno de los pasajeros, Alfonso Celemín, el viaje no era simplemente de turismo. Iba a Cuba, junto con su mujer, para encontrarse con su padre, Ildefonso Celemín, un vallisoletano de 67 años. Era una cita muy especial. Su padre. desembarcó en Cuba hace 15 anos y en seguida se casó con una, mulata. Desde aquel momento, Idelfonso pensaba poner un negocio en la isla, pero hasta hace poco no lo logró
Hace cuatro meses, la empresa de la que es dueño con sus cinco hijos, Zell Chemie, que produce una amplia gama de productos químicos, algunos de los cuales exporta a Estados Unidos, constituyo una empresa mixta con Labiofam, un laboratorio estatal cubano que dirige el sobrino de Fidel Castro.
La empresa mixta se llama Labiozell, y la inversión española es de 10 millones de dólares. La empresa comenzará muy pronto a producir pesticidas para vender dentro y fuera de Cuba. Uno de los objetivos del viaje de Alfonso era entrevistarse con José Antonio Fraga Castro y familiarizarse con el negocio, que un día pretende llevar él personalmente.
Pero Celemín no llegó a las 15.30 a La Habana, como estaba previsto. Su padre le esperaba en el aeropuerto maldiciendo al secuestrador, pero también la ley HelmsBurton. Mientras tanto, su hijo era interrogado en Miami por agentes del FBI, que no se imaginaban su condición de inversor en Cuba.
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