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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Otra farsa de ETA

LA BANDA terrorista ETA ha lanzado una nueva ofensiva de bombas y atentados que el sábado se cobraba varias decenas de heridos leves en el aeropuerto de Reus y obligó al desalojo de varios hoteles. Mientras, en Ordizia, atacaba de nuevo un cuartel de la Guardia Civil con sus lanzagranadas de producción casera. Es evidente que ETA pretende sugerir que dispone de una amplia capacidad operativa con estas bombas contra objetivos turísticos y, ataques de hostigamiento a las fuerzas de seguridad. Pero, igual que la tregua de una semana no era sino una falaz treta para intentar dividir a los partidos democráticos vascos, la hiperactividad que la ha seguido en las últimas semanas no es sino una nueva operación de imagen, aun . que, lógicamente, de contenido más siniestro, pues pone en peligro la vida de centenares de personas. No se trata de minimizar los peligros de la siembra de bombas en las costas españolas, y por supuesto que las fuerzas policiales han de volcarse - como sin duda están haciendo- en capturar a los responsables de estos actos criminales. ETA ataca como y cuando puede, y mientras estén en libertad fanáticos dispuestos, a matar indiscriminadamente siempre :se dará el riesgo de la tragedia. Pero tampoco pueden la sociedad española, sus dirigentes políticos y sus medios de comunicación caer en la trampa de los etarras, magni-ficar los atentados y presentar este hiperactivismo de probablemente muy pocos terroristas como un reforzamiento de la banda armada que siembre alarma. Sólo serviría a los propósitos de la banda y acabaría dañando realmente a la industria turística española.

El eco de esta campaña de bombas en los países de los que procede la mayor parte del turismo en España será siempre en gran medida reflejo del que le otorguen los políticos y los medios españoles. No es España el único país europeo donde se han producido ataques terroristas para amedrentar a los ciudadanos y a los turistas. Londres y París han sido objetivos duramente castigados en épocas recientes, mucho más que las costas españolas. También han sido varios los veranos en que ETA ha lanzado campañas similares de bombas en zonas costeras, lo que no ha impedido que España siguiera batiendo sus propias marcas de afluencia turística. De ahí la importancia de una reacción, serena frente a una campaña de colocación de artefactos que quiere presentarse como la reanudación de una ofensiva de ETA contra el Estado. .El Gobierno está actuando con diligencia en est e difícil campo, y el ministro Mayor Oreja parece haber asumido directamente las operaciones contra la nueva ofensiva terrorista. Debe contar con el apoyo de todos los partidos democráticos. Pujol tiene toda la razón cuando, tras el atentado, manifestó que lo importante es preservar la normalidad y la calma, así como la unidad de acción de los demócratas. También cabe esperar de los políticos que hagan un esfuerzo de responsabilidad para poner fin de una vez por todas a los cíclicos debates y especulaciones. sobre el diálogo con la banda armada. ETA sabe perfectamente que no hay nada de que hablar mientras no deje de matar y poner bombas. Dejen pues todos a la policía cumplir con su obligación de identificar, buscar y entregar a la justicia a los terroristas.

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