Las torres torcidas de Dios

La iglesia de San Pedro Ad Vincula, la más antigua de Vallecas y del siglo XVIII, es conocida allí no sólo por tratarse de su único monumento histórico. Su torre está en peligro. Y, además, a un grupo de catequistas relacionados con el párroco les correspondió la mayor quiniela de la historia: 1.425 millones que repartir entre sus desconocidos miembros.Con un mensaje en el tablón de anuncios, a la entrada del templo, el párroco ("de permiso hasta primeros de agosto", según el otro sacerdote) se cura en salud: "Quiero aclarar el asunto de la quiniela", escribe en letra negrita Y luego declara: "Ni a la parroquia ni al párroco le ha correspondido dinero alguno de dicha quiniela y por lo tanto seguiremos haciendo las colectas". Llevan recaudados 5.724.000 pesetas, que desglosan en dos folios. Las aportaciones van desde las 100.000 pesetas a las 500.

Desde muchos puntos del pueblo se pueden ver los andamios y las telas de protección que revisten el campanario, cuyo desplazamiento (de 41 centímetros hacia la cubierta de la iglesia y de 36 en perpendicular a la fachada) obligó a la intervención del departa mento de Protección de la Edificación del Ayuntamiento. En actuación sustitutoria, ya que, como monumento histórico, era competencia de la Comunidad.

El miércoles de la semana pasada se produjo una entrevista entre ambas instituciones y el Arzobispado de, Madrid. En la reunión se decidía, y constaba en acta, tomar medidas de protección y de refuerzo estructural del edificio para asegurarse de que el deterioro del templo no irá a más. A la espera de acometer la rehabilitación definitiva que tendrá que esperar dos o tres años e incluirá tanto la torre como la crestería y la cubierta, todas en mal estado.

Además, se hacía un reparto de gastos que hasta entonces afrontaba el Ayuntamiento en. exclusiva. La Comunidad, que está haciendo el proyecto de rehabilitación, le destinará 30 millones este año. Y el Arzobispado espera el presupuesto definitivo para intervenir. Un acuerdo para lanzar las campanas al vuelo si no las hubieran retirado antes.

Fue hace unos dos meses: se trataba de quitar peso (entre las dos campanas que había sumaban 4.200 kilogramos) en la zona donde residía el problema: la unión de la torre cuadrada al tramo octogonal a que el tránsito se hacía mediante cuatro vigas de madera atacadas por xilófagos y putrefacción-. Los operarios describen las lesiones con rotundidad: "Arriba hay grietas en las que cabe un puño". Y contabilizan el tiempo transcurrido con un curioso método: "Llevamos aquí desde que llegaron las cigüeñas. Vimos cómo ponían los huevos, nacían los pollos y comenzaban a volar". El cuidado de las aves ha sido otra de las preocupaciones, desde el respeto a las fechas de nidificación hasta el uso de redes de protección que no fueran peligrosas para los polluelos.