Las presiones de compañías petroleras empañan la conferencia del clima
La llegada de más de medio centenar de ministros de medio ambiente, ayer, a Ginebra, fue una bocanada de aire fresco para la conferencia que estudia una posible reducción de la emisión de gases de efecto invernadero para después del 2000. Sin embargo, el telón de fondo sigue empañado, por los intereses de las compañías petroleras y la incapacidad de cumplir las previsiones del Tratado sobre Cambios Climáticos, que pretende llevar las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) a finales de siglo al nivel de 1990.
Una fuente de la secretaría del Tratado expresaba su confianza en que los ministros manifiesten "su apoyo político para superar las dudas surgidas en el proceso de negociación sobre cómo tratar el informe del Grupo Mixto intergubernamental sobre el cambio climático" (IPCC), en el que se asegura que el calentamiento del planeta está en relación directa con la acción contaminante del hombre. Sólo los ministros tuvieron el derecho a la palabra. La ministra española de Medio Ambiente, Isabel Tocino, anuló su asistencia en el último momento.Salvo un reducido grupo de científicos, financiados por los intereses petroleros, que no quieren reconocer los resultados de los estudios realizados hasta la fecha sobre la incidencia de gases como el CO2 en el cambio del clima, la, mayoría está de acuerdo en que hay que tomar medidas para minimizarla.
Sin embargo todos tropiezan en el al alcance de las mismas. Y es que la realidad ha demostrado que ni siquiera los objetivos fijados en el tratado para el 2000 van a poder ser cumplidos por la práctica totalidad de los países, a pesar de que 159 lo han ratificado.
El subsecretario para Asuntos Mundiales de Estados Unidos, Timothy Wirth, que pretende asumir el liderazgo de la reducción, admitió ayer que su país no cumplirá dicho objetivo.
Aunque Washington parece haber superado las presiones de su industria del petróleo haciendo una llamada para continuar adelante con las negociaciones y conseguir unos compromisos, sin embargo, su representante indicó que aún es temprano para establecer el objetivo de reducción", informa EFE.
Uno de los pocos ministros en aventurarse a dar cifras fue la alemana Angela Merkel, que pidió que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono para el 2010 entre un 15% y un 20% con respecto a las de 1990.
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