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Colombia teme que EE UU le imponga ahora sanciones económicas

"No se necesita ser profeta para predecir que vendrán otras desgracias sobre nuestra patria". Este comentario del ex presidente conservador Belisario Betancur refleja el sentir en Colombia tras la decisión de Estados Unidos de cerrar sus puertas al presidente Ernesto Samper. El temor es que esta drástica medida sea el desencadenante de las sanciones económicas que el Gobierno del presidente Clinton amenazó con imponer a Colombia desde que estalló el llamado narcoescándalo hace dos años.

Aunque samperistas y antisamperistas se muestran indignados y dolidos por el retiro del visado a Samper, la opinión pública está dividida. Unos creen que la sanción -como dijo el portavoz de Clinton- es de carácter personal y como tal debe asumirse. Otros aseguran que Samper representa al pueblo, por lo que la afrenta es contra todos.Entre los primeros está el ex presidente liberal Alfonso López Michelsen. "Cuanto más se tenga un bajo perfil con respecto a la sanción, mejor para el presidente Samper y mejor para el país", afirmó. El segundo grupo lo abandera el mismo Gobierno. La respuesta oficial -un comunicado escueto de sólo cuatro puntos- se inicia con esta frase: "El Gobierno y el pueblo colombiano se encuentran indignados por este tipo de medidas unilaterales e intervencionistas".

En este mismo comunicado, y en lo que ha sido calificado como claro desafío, Samper anuncia que estará en la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York, en septiembre próximo, para convocar la solidaridad internacional en la lucha contra el narcotráfico. [La Administración norteamericana indicó anoche que no puede impedir la asistencia de Samper a la Asamblea de la ONU, si bien reiteró que su presencia "resulta indeseable" para Estados Unidos, informa France Presse].

Las reacciones van desde llamamientos a la prudencia, a no encender "falsos nacionalismos", y a recordar que es imposible plantear una pelea que sería como la de David contra Goliat, hasta voces, como la de algunas centrales obreras, que piden la expulsión del embajador de Estados Unidos en Colombia, Myles Frechette.

Las encuestas en la calle dicen que un 65% de los colombianos rechaza la sanción. Entre los que la aprueban se escuchan opiniones como ésta: "A Samper le toca irse porque va a acabar con el país".

Pruebas contra el presidente

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El diario El Espectador, que en anteriores ocasiones ha pedido para Samper una salida digna, dedicó un suplemento especial al hecho en su edición de ayer. En su editorial, piden al primer mandatario "anteponer el interés de todos los demás colombianos al suyo propio". El Espectador asegura que Estados Unidos tiene tres pruebas para argumentar su acusación por los vínculos de Samper con el narcotráfico. Las dos más importantes son conocidas desde hace tiempo. Son una entrevista de Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín, muerto hace más de dos años, y las declaraciones de María, una informante de la DEA (agencia antinarcóticos de EE UU). El primero aseguró que dio dinero a Samper para la campaña de Alfonso López; María afirma que presenció el momento en que los hermanos Rodríguez Orejuela -jefes del cartel de Cali- entregaron a Samper dinero para su campaña al Senado.En un informe confidencial de la cadena de radio RCN se reveló ayer que EE UU tiene en su poder otra prueba contundente. No se dieron detalles, pero aseguraron que de esto están informados, entre otros, el vicepresidente y embajador de España, Humberto de la Calle, el ex embajador en EE UU Carlos Lleras de la Fuente y los políticos Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos.

Dos efectos ha tenido ya la suspensión del visado al presidente. El dólar se disparó de inmediato y se hizo evidente una división entre presidente y vicepresidente. Sin ocultar su enojo, el ministro de Gobierno, Horacio Serpa, criticó al vicepresidente Humberto de la Calle por su declaración emitida desde Madrid en la que calificaba simplemente la sanción de "hecho de especial gravedad". Lo acusó de estar más a favor de EE UU que de Colombia y calificó, el comunicado de "indignante". Además, mostró su extrañeza pues De la Calle se anticipo y expidió su propio comunicado antes que el presidente.

El vicepresidente contraatacó horas más tarde pidiéndole a Serpa que "baje el tono de sus reacciones" ya que "no es propicio abrir nuevos canales de conflicto con declaraciones agresivas que repercuten directamente en la economía nacional".

Por su parte, el presidente Ernesto Samper reiteró ayer que no necesita visados ni permisos de Estados Unidos para gobernar su país e invitó a sus compatriotas a que unan esfuerzos "contra las amenazas que se ciernen sobre los derechos soberanos de Colombia".

[Las Fuerzas Armadas de Colombia expresaron ayer en una declaración firmada por altos mandos militares su confianza en que el Gobierno de Samper logre normalizar sus relaciones con Estados Unidos "con la rapidez que demanda la complejidad de los últimos hechos", informa Reuter].

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