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Entrevista:

"Ya no soy del Opus"

Alberto de la Hera Pérez de la Cuesta, de 63 años, acaba de estrenarse al frente de la Dirección General de Asuntos Religiosos, del Ministerio de Justicia, cuando la Iglesia Católica presiona para dotar de valor académico a la asignatura de religión y para sacar más partido a la asignación de la declaración de la renta.Pregunta. Usted fue director general de Teatro y Espectáculos con la UCD. ¿Qué tienen que ver el teatro y la religión?

Respuesta. Un poco en broma, diré que el teatro tiene origen religioso, y que en todo rito religioso hay representación. Mi profesión es el estudio y la docencia de las relaciones Iglesia-Estado, y mi afición el teatro.

P. El Gabinete de Asuntos Religiosos en el anterior Gobierno es ahora Dirección General. ¿Pidió usted eso?

R. Me lo ofrecieron así. Siempre fue Dirección General. Rebajarla a Gabinete es una clara muestra del poco interés de la anterior Administración por lo religioso. Los asuntos religiosos involucran a muchos ministerios, y se necesita una Dirección General para coordinar. No basta con un Gabinete.

P. Deduzco que aspira a ampliar la estructura, quizá con varios subdirectores.

R. Sí, pero dentro de las limitaciones presupuestarias.

P. La Iglesia Católica quiere enseñanza religiosa con valor académico en la escuela. Imagino que usted está a favor de esa postura. Pero ¿por qué la religión católica?

R. Yo estoy a favor de lo que esté el Gobierno. A mí el Gobierno me tiene que decir su decisión, y yo la seguiré. Estoy convencido de que se va a encontrar una solución razonable, tras negociar. Usted me dice ¿por qué sólo la religión católica? No, en absoluto: me tengo que ocupar de todas las confesiones. Los evangélicos, los israelitas y los musulmanes serán tomados en igual consideración.

P. ¿Le parecería lógico que el Tribunal Constitucional tomase cartas en el asunto de la enseñanza de la religión?

R. Las tomará si alguien considera inconstitucional la solución.

P. La Iglesia Católica no está conforme con el resultado de la asignación en la declaración de la renta, y sugiere suprimir el casillero Otros fines sociales. ¿No debería autofinanciarse?

R. Por supuesto, es la meta. Pero el problema es que los medios deben venir de los fieles. En España estamos acostumbrados a sostener a la Iglesia Católica. No es tan fácil desentendernos de una tradición de siglos, y que sólo el ciudadano sostenga a su Iglesia. El Estado no regala a la Iglesia un dinero, sino le pasa el dinero que los contribuyentes queremos que le pase. Ningún Gobierno anterior ha puesto en entredicho la necesidad de la asignación tributaria. Pero me parece que enfrentar a la Iglesia a otros fines sociales es distorsionador, porque si la Iglesia no contara con los medios para su gran labor asistencial y educativa el país se resentiría enormemente.

P. Pero, en un Estado aconfesional, ¿por qué esa prerrogativa tributaria para una Iglesia?

R. Si hasta esta Dirección General llegan los musulmanes, los evangélicos, los israelitas, y quieren que su convenio con la Administración se extienda a la asignación, les recibiría con los brazos abiertos y ellos obtendrían su propio casillero. Ahora bien, el ciudadano que no rellena el casillero, ¿por qué suponemos que quiere que su dinero vaya al Estado? El sistema no está bien pergeñado.

P. El Nuncio, Lajos Kada, y el presidente de la Conferencia Episcopal, Elías Yanes, le han identificado a usted como miembro del Opus Dei. Yanes llegó a constatar "interrogantes y suspicacias" en la sociedad española ante el Opus. ¿Tiene usted algo que decir?

R. Yo fui del Opus, ya no lo soy. Se empeñan en decirlo, pero no. El Nuncio tampoco tiene por qué saberlo todo. Cuando le he visto, le he explicado mi situación. Cuando era director general de Teatro, yo estaba en el Opus, y nadie dijo nada. En cuanto a Yanes, dijo que toda institución de la Iglesia le merece idéntico respeto. El tema del Opus Dei periódicamente lo sacan de quicio en este país. Una parte de los creadores de opinión se empeña en considerar que el Opus tiene ambiciones políticas. Si algún miembro del Opus es brillante en su profesión, sería inconstitucional negarle el derecho a llegar a lo más alto. Es una discriminación decir que los del Opus, o los comunistas, o los bajitos, no pueden ser ministros. Trataré al Opus como a cualquier otra entidad.

P. ¿Cómo va a afrontar el fenómeno de las sectas? A veces se descubren goles en el Registro de Entidades Religiosas.

R. Yo no hablaría de goles, porque a todos mis antecesores les tengo el máximo respeto. Es simple: sectas son las entidades que carecen de fines religiosos, y confesiones las que los tienen. Lo que no es reconocido como confesión, sale de mi competencia, es cosa de Interior.

P. Para clarificar el problema de las sectas, ¿no sería conveniente la conexión con responsables religiosos de otros países?

R. Ése puede ser el rasgo distintivo de mi gestión, y es incluso posible que pida una subdirección de Relaciones Religiosas Internacionales. En el mundo hay muchos foros dedicados a proteger los derechos religiosos: rara vez España ha participado. Voy a promover una presencia activa de España.

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