Cultura despide a Salgado y suprime su cargo
La ex directora del Real afirma que el cambio cultural recuerda a la época de Franco
"Desde el principio yo conocía el final" dijo Elena Salgado tras perder la batalla que la enfrentaba contra la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, por el control del Teatro Real de Madrid. Aguirre calificó como "un gran día para la lírica madrileña y española" la reunión del patronato celebrada ayer, en la que se modificaron los estatutos y se procedió al despido de Elena Salgado, suprimiendo su cargo de directora general de la Fundación Teatro Lírico. Para Salgado, "la decisión añade incertidumbre" al futuro del recién remodelado teatro de ópera. Añadió que la purga en las artes escénicas que está haciendo el Gobierno del PP "recuerda otras epocas, afortunadamente muy lejanas en el tiempo".
La reunión, celebrada a puerta cerrada en el Ministerio de Cultura, duró unos 45 minutos, y Elena Salgado fue colocada en una esquina de la mesa. Desde allí pudo observar en panorámica una mayoría de sonrientes rostros hostiles. A su lado, uno de los nuevos patronos, Regino García-Badell, y tres puestos más allá, Esperanza Aguirre y el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, este último el instigador de la salida de Salgado "por desconfianza política" -en respuesta, ella le había llamado "jacobino"-.La reunión tuvo como tema único del orden del día la reforma de los estatutos. Previamente, se procedió a la aceptación de los nuevos patronos -el propio Cortés, Tomás Marco, Ramón González Amezúa, Joaquín Álvarez Montes, Josefina Halffter y Regino García-Badell- y a dar cuenta de la dimisión de cinco de los anteriores, que apoyaban a Salgado -Luis de Pablo, Alberto Zedda, Gregorio Marañón, Emilio Lledó e Isabel Penagos-, más la destitución de Elena Posa, ex directora general del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura (INAEM). Elena Salgado leyó un texto en el que señaló al nuevo patronato algunas de las más importantes cuestiones que considera necesario afrontar en los 462 días que faltan para la inauguración del teatro.
Comité ejecutivo
El puesto de Elena Salgado no se cubrirá. El cargo desaparece y su función queda en manos de los políticos. Gestionará la fundación un comité ejecutivo formado por la ministra; Tomás Marco, actual director general del INAEM, y Eduardo Casanueva, vocal a propuesta de la Comunidad de Madrid. Cultura aporta el 72,5% del presupuesto de la Fundación Teatro Lírico, y la Comunidad un 27,5%. Elena Salgado, que fue secretaria general de Telecomunicaciones en la etapa socialista, había sido nombrada en la etapa de Carmen Alborch con el acuerdo de Alberto Ruiz-Gallárdón.Terminado el encuentro, Esperanza Aguirre hizo una declaración en la que apenas hubo referencia al verdadero objetivo para el que había sido convocado el patronato. En un tono festivo, se refirió al "gran día para la lírica madrileña y española" y dijo que el patronato acababa de aprobar, por unanimidad "un cambio de estatutos que permitirá que se abra el Real el 18 de octubre de 1997". Sin que los periodistas pudieran intervenir, siguió escurriendo el bulto añadiendo que el comité ejecutivo sustituye "al director general" y, que esto "va a hacer posible que la programación sea una realidad". Aguirre anunció que este comité se reunirá el viernes, y que el patronato lo hará el martes próximo con el director artístico del teatro, el francés Stéphane Lissner.
Un portavoz ministerial señaló que la sustitución de Lissner nunca llegó á plantearse, rechazando así el rumor de que el presidente francés, Jacques Chirac (del que Lissner fue colaborador directo desde el teatro de Châtelet en, la etapa de alcalde del actual presidente, francés), hubiera intercedido ante José María Aznar.
Compareció con la ministra Alberto Ruiz-Gallardón, que fue el único que agradeció públicamente la labor de Elena Salgado -aunque ella, por la tarde, acusaría la excesiva inhibición de éste en el tortuoso proceso: "Mi desilusión sigue siendo la del presidente de la Comunidad de Madrid porque no ha cumplido sus compromisos conmigo"-. Ruiz-Gallardón destacó que la reforma estatutaria implica "una nueva forma de dirección mucho más comprometida con las Admistraciones".
Tras Aguirre y Ruiz-Gallardón, Cortés y Marco hablaron ante los periodistas -el caso Salgado concentró a un inusitado número de profesionales-. Marco, del que Salgado dijo que le mueve el puro "interés personal de tener más protagonismo en el Real", no desveló sí el título de inauguración del Real será o no un Parsifal cantado por Plácido Domingo -Marco, compositor, había abogado por una ópera española-.
Por su parte, Miguel Ángel Cortés, del que Salgado criticó su "deseo expreso de que una colaboradora de¡ Gobierno anterior no estuviera al frente de una institución cultural", declaró: "Es evidente que el que no exista el cargo de directora general supone un ahorro, lo mismo que la imbricación de la Fundación Teatro Lírico en las Administraciones". Cortés señaló que Salgado contaba con "secretaría, conductor y jefe de gabinete", e insistió en la idea lanzada por el ministerio según la cual con la expulsión de Salgado Cultura se ahorraría 100 millones de pesetas anuales (esta idea es considerada por la ex directora general de la fundación como una más de la "sucesión de despropósitos" que se han ido lanzando contra ella). "Es un argumento sin peso", dijo. "Veremos las cifras. Se sustituye una persona por tres y una de ellas no vive en Madrid".
Elena Salgado repitió ayer la idea de que ha encarado este proceso "que no ha sido agradable" como antídoto contra la tentación de los políticos de interferir en las grandes instituciones culturales. En su opinión, todas ellas deben tener la máxima independencia artística, que no se garantiza en el Real con la reforma aprobada ayer.
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