El temor a la captura de Mladic
Los serbobosnios están nerviosos ante la posibilidad de una misión militar de la OTAN para detener a su líder Ratko Mladic, acusado de crímenes de guerra, y cualquier movimiento les resulta sospechoso. El sábado, un grupo de civiles apedreó a soldados norteamericanos cuando fueron a inspeccionar el cuartel general serbobosnio de Han Pijesak, a 80 kilómetros de Sarajevo, cosa que finalmente pudieron hacer cuando los civiles se dispersaron tras quedar convencidos por un oficial de su ejército de que MIadic no era el objetivo.Sin embargo, la misión estaba relacionada indirectamente con igual temor. El pasado miércoles, un helicóptero de la OTAN en misión de reconocimiento detectó el despliegue en actitud defensiva de varios tanques y vehículos blindados cerca del cuartel general de Mladic. Todos estos efectivos parecían estar fuera del recinto fijado por la OTAN para su concentración según los acuerdos de Dayton, que disponen estrictos controles sobre localización y movimiento de armamento pesado.
Un segundo helicóptero confirmó el viernes que el despliegue era ilegal -presuntamente para impedir la detención de Mladic- y cuando se les ordenó el repliegue, amenazaron al helicóptero de la OTAN. La reacción no se hizo esperar, y la Alianza puso en estado de combate a 20 aviones, además de las unidades ya desplegadas en la zona, para destruir toda resistencia serbobosnia. Hubo intensas negociaciones con el presidente serbio Slobodan Milosevic, a quien se acudió para mediar en el grave incidente.
El sábado, una unidad de reconocimiento de soldados norteamericanos fue a inspeccionar el depósito donde debían replegarse los tanques y vehículos blindados, y se comprobó que se hizo conforme a lo ordenado por la OTAN.
Sin embargo, cuando la unidad trató de inspeccionar el cuartel de Han Pijesak, los civiles creyeron que iban a por el general MIadic y se resistieron hasta que se impuso la calma.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.