Zacharias, Ana Rodrigo y la Joven Orquesta
Continúa con buen pulso el ciclo Mozart de Scherzo / Comunidad / Cajamadrid, lo que es mucho en medio de las primeras y tórridas muestras del estío madrileño, que, como es sabido, invitan escasamente a los espacios cerrados aunque cuenten con aire acondicionado.La llamada de este fin de semana, primera huida de los madrileños hacia pllayas y montañas, tenía atractivo, pues actuaba un pianista excelente que, desde hace años, figura entre los favoritos de aquí y de otros muchos centros musicales. Me refiero al alemán Christian Zacharias (1950), el prodigioso recreador de Domenico Scarlatti y alto músico en todo lo que aborda por la belleza sonora, el flexible rigor estilístico y un especial toque de intimidad. Virtudes todas de Zacharias que hicieron brillar uno de los muchos milagros salidos de la mente y la sabiduría del gran músico salzburgués.
IX Festival de Mozart
Joven Orquesta Nacional de España. Director: Ros Marbá. Solistas: Ch. Zacharias, piano; A. Rodrigo, soprano, y K. Streit, tenor. Auditorio Nacional. Madrid, 29 de junio.
Con Zacharias estaba otro artista de rara sensibilidad, gran capacidad de identificación y una expresividad que se resuelve siempre en un continuo cantar: el director barcelonés Antoni Ros Marbá. Y era de ver y de admirar la respuesta que supo obtener de los componentes de la Joven Orquesta Nacional de España en su última oleada: rostros jovencísimos con entrega total y absoluta y espíritu también joven que conviene a gran parte de la creación mozartiana.
Tersa invención
Tras el Concierto en do mayor KV 503, se sumó a los intérpretes del concierto la soprano Ana Rodrigo, barcelonesa de nacimiento y santanderina de adopción , para dar una muy bella interpretación del Rondó para soprano y orquesta con piano obligado K 505, una delicia en su invención tersa y perfecta, que iluminó con mucho atractivo el timbre de la soprano Rodrigo en diálogo con el sonido y el juego de Christian Zacharias, así como la admirable colaboración que encontraron en el joven conjunto instrumental. El mismo año de 1786 compuso Mozart la Sinfonía Praga número 38 en re mayor, obra que el director Antoni Ros Marbá dilucida y transmite con honda simplicidad y que los instrumentistas sirvieron con anticipada pulcritud dentro de unos límites estilísticos que tenían tanto de recto criterio como de calor humano.Dos fragmentos de Don Juan completaron la audición: la obertura, modélica como toda la ópera, y el aria Il mío tesoro, en la que el tenor norteamericano Kurt Streit demostró mejor línea y acento que belleza vocal. El éxito fue completo.
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