"Barcelona pasará la reválida"
A partir del próximo miércoles, 7.500 arquitectos de todo el mundo tomarán Barcelona. La celebración del XIX Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos no será sólo una concentración de profesionales, será también un espacio de reflexión y una reválida para la nueva Barcelona surgida de los Juegos Olímpicos. Una ciudad que, en palabras de Josep Martorell, presidente del comité organizador del congreso, "tiene gancho". Josep Martorell (Barcelona, 1925) ha sido de hecho uno de los artífices de esta transformación. Su carrera ha corrido siempre paralela a la de Oriol Bohigas, con el que forma equipo desde 1951, y aunque no ha tenido la proyección política de éste, ha intervenido directamente con sus proyectos y edificios en la reforma urbanística y arquitectónica de la ciudad.Martorell se reconoce sorprendido por la repercusión pública que está teniendo el congreso, que califica directamente de "parque temático de la arquitectura". "Estos congresos de arquitectura tiene fundamentalmente dos objetivos: conocer una ciudad que interesa a los profesionales y tener la oportunidad de conocer y encontrar a colegas que se admira o que hacía tiempo que no se veía". En su opinión, éste no es un congreso de científicos: "Que nadie espere conclusiones claras. Las conclusiones serán la riqueza que se producirá con el intercambio de puntos de vista. Será pasado un tiempo cuando podremos cuantificar verdaderamente cuáles son los resultados del congreso".
La convicción de que las discusiones que se susciten en el congreso pueden contribuir a mejorar aspectos sociales de la arquitectura hacen concebir esperanzas a Martorell sobre su eficacia real. "Creo que la arquitectura tiene una dimensión de responsabilidad a la que muy poca gente se lanza. ¿Qué pasa con la vivienda? Casi nadie habla de ella. Las revistas de arquitectura sólo sirven para hacer famosos determinados edificios y montar espectáculo, pero no para reflexionar. Se quiere lo polémico, lo brillante. El congreso puede servir, entre muchas otras cosas, para tratar seriamente este tema".
Martorell está convencido de que los arquitectos deben abrir nuevos caminos, sugerir cosas. "Aunque creo seriamente que éste es un momento muy difícil para hacerlo. Los arquitectos estamos muy maltratados. En las nuevas disposiciones del Partido Popular, la arquitectura queda como un producto de compraventa. Dicen que hay que favorecer los precios bajos, y esto es una tontería. La competitividad no es buena en sí misma, lo importante es el rigor, que pensemos las cosas a fondo, no que se hagan casas más baratas. Vivimos en un mundo en el que parece que el único valor que Importa es el dinero
Y, añade Martorell, "el dinero es cobarde y conservador". "En España los sistemas de construcción están muy atrasados. En el resto de Europa se arriesgan más. No hay que olvidar que la arquitectura no tiene por objetivo el lucimiento o que publiquen tu obra en una revista. Los arquitectos tenemos la obligación de hacernos el trabajo más complicado, intentando convencer al cliente de que opte por las mejores soluciones, no por las más baratas. No hay que olvidar que es un arte que debe dar salida a unos proyectos concretos ligados a una realidad inmediata".
En este sentido, considera que en el campo de la vivienda, por ejemplo, las administraciones deberían arriesgarse y promover la experimentación para servir de motor a la iniciativa privada. "Una cosa son los grandes planes de urbanismo, que son marcos de referencia para establecer los límites de las actuaciones, y otra la forma que toman las realizaciones concretas", asegura. "Creo que a veces se pierde la noción de que tiene que haber alguien que piense la forma que ha de tener la ciudad. En Barcelona se han hecho muy bien los grandes planes para la rehabilitación del barrio antiguo, pero ahora viene el momento delicado en el que hay que comenzar a realizar importantes operaciones de construcción y para ello se tiene que vigilar la calidad, la belleza y la estética. Tengo la esperanza de que esto se tendrá en cuenta. Creo que los responsables municipales empiezan a ser sensibles a esta cuestión y confío en que no se les escapará de las manos".
Durante estos días, Barcelona deberá pasar el examen de miles de arquitectos que en su mayoría sólo saben de los logros arquitectónicos de la ciudad a través de fotografías y revistas. "Barcelona pasará la reválida", afirma Martorell. "Nunca es malo mostrar lo que se hace, y en el caso de la arquitectura todo está a la vista de todos. En una revista puedes intuir algo, pero no lo aprecias hasta que no lo ves en directo. Creo que incluso las críticas negativas que puedan salir serán positivas, aunque, en mi opinión, el balance general es positivo".
Babelia
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