_
_
_
_

La Complutense renuncia a construir un jardín bótanico en su 'corazón'

Antonio Jiménez Barca

El rector de la Universidad Complutense, Rafael Puyol, es partidario de contar con un jardín real, aunque "normal" a pensar en un utópico jardín botánico, obra de presupuesto ingente que su antecesor en el cargo, Gustavo Villapalos, persiguió sin frutos. Mario Conde, el anterior presidente de Banesto, se comprometió a aportar el dinero. Su descalabro financiero convirtió el proyecto en un sueño irrealizable que Puyol prefiere por ahora olvidar. El año que viene se empezará a construir este jardín "corriente".

El descalabro de Conde dejó a Villapalos sin recursos a la hora de encarar el botánico, cuyo presupuesto rondaba los 1.000 millones. Aunque el anterior rector -y consejero de la Comunidad de Madrid desde el año pasado- se entrevistó con los nuevos responsables del banco, el terreno sobre el que se quería construir el jardín botánico siguió -y sigue- convertido en un descampado silvestre y abandonado a su suerte. Sólo es apto para que los estudiantes de la próxima Facultad de Biología recojan ahí ejemplares de plantas raras para los herbarios.Ahora, el actual rector prefiere olvidarse por el momento de la utopía y apelar a un realismo del que hizo gala durante la campaña electoral de diciembre. Se construirá un jardín, sí, pero "corriente y moliente y mucho más barato", cuenta Puyol que, con todo, confesó que aún no tiene un presupuesto exacto. Al lado de las plantas, parterres, árboles y caminos, se instalará, al menos, una tienda donde la universidad venderá productos emblemáticos de la Complutense: camisetas, cuadros, platos, llaveros o mecheros con el logotipo de una universidad que, a pesar de ser la mayor de España en cuanto al número de alumnos, no tiene más camiseta que ofrecer que la que se vende en los cursos de verano de El Escorial.

"Como lo del jardín botánico es un poco dificil -aunque no lo descarto para un futuro un poco lejano-, vamos a ajardinar la zona para que, por lo menos, no se encuentre en el estado actual", dice el rector. Este "estado actual" responde a un terreno cudrangular del tamaño de dos campos de fútbol aproximadamente, enclavado en el corazón de la Ciudad Universitaria, frente a la Facultades de Biología y al costado de la de Medicina, que no pasa de erial. El único signo de civilización lo conforma un cartel que lleva años ahí informando a los alumnos de que ahí se estaban desarrollando las obras "del jardín botánico".

Con respecto a la venta de camisetas y demás regalos, el rector explica que actualmente, en los polideportivos de la universidad "los chicos juegan con camisetas de la universidad de tal o de cual". "Dentro de nuestros límites, queremos también. competir", añade Puyol.

Estas no son las únicas obras que acometerá la Complutense: cuando termine el verano, al principio del otoño, se empezará a ajardinar la plaza de Medicina, que ha quedado patas arriba tras las obras de la ampliación del metro. Como compensación, la universidad recibió de la Comunidad de Madrid un aparcamiento subterráneo de cinco plantas que ahora no puede explotar y que convertirá, en parte, en un almacén.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_