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"La idea de 'Patria' me la dio David Irving" dice el escritor Robert Harris

Su nueva novela trata sobre el desciframiento de los códigos nazis

En 1992, Robert Harris (Notthingham, 1957) saltó a la fama con su primera novela, Patria (Fatherland), un thriller que transcurría en una Alemania que había ganado la II Guerra Mundial y que, en 1964, se preparaba para celebrar el 75º cumpleaños de Adolf Hider como líder victorioso. La idea de esa abismal distopía, de la que se vendieron más de cuatro millones de ejemplares en 25 idiomas, se la proporcionó indirectamente a Harris el polémico historiador británico David Irving, según manifestó ayer el propio novelista en una entrevista con este diario. Harris presenta estos días en España su segunda novela, Enigma, otro thriller de enorme éxito, sobre el desciframiento de los códigos alemanes en la II Guerra Mundial.

David Irving, autor de Hitler's War, sostiene que el genocidio nazi pudo llevarse a cabo sin conocimiento directo de Hitler, al menos hasta ya muy avanzado el programa de exterminio. Esta opinión le ha llevado al enfrentamiento con otros historiadores, el más reciente con Gitta Sereny, autora de una excepcional biografía de Albert Speer. "Irving es un buen investigador y un muy peligroso historiador", afirma Harris. "La idea de Patria me la dio indirectamente él al decir que no hay documentos firmados por Hitler para ejecutar la solución final. Yo pensé que eso era una tontería, pero muy interesante. ¿Porqué no hubo ningún documento? La respuesta es: porque Hitler estaba convencido de que iba a ganar y quería tener. las manos limpias para afrontar su papel de gran estadista mundial. Empleé eso en Patria. En fin, Irving es peligroso, pero útil. Y hace buenas preguntas, aunque de malas respuestas".La segunda novela de Harris, Enigma, vuelve a estar relacionada con la II Guerra Mundial: el telón de fondo de la intriga es la desesperada lucha de los servicios secretos británicos para descifrar la clave de cifrado de los mensajes de los submarinos alemanes. "Todo el contexto y la documentación de la novela son verídicos", explica el autor. "Los códigos más valiosos de los alemanes fueron descifrados. Pero hubo un angustioso momento, en marzo de 1943, en que los británicos perdieron esa capacidad de leerlos, y fue justo cuando salían de EE UU los más grandes convoyes de suministros. Comenzó entonces una desesperada batalla por recuperar el código de los U-Boot. Lo que relato del ambiente en Bletchley Park es auténtico. Lo demás, la trama concreta, es ficción". El ambiente en ese centro de desciframiento es opresivo: los especialistas siempre con sueño, frío y hambre en un contexto global de una Gran Bretaña deprimida, oscurecida y agotada. "En 1940 la guerra era heroica, pero en el 43 la gente estaba exhausta; aquello parecía no tener fin, era como 1984 de Orwell. La causa de los Aliados era buena, pero no siempre los métodos eran limpios. Los dilemas morales que provocaba la guerra secreta me han interesado mucho: un individuo podía saber que su ciudad iba a ser bombardeada esa noche pero tenía prohibido avisar a su familia".

¿Porqué ese interés -suyo y de sus lectores- por la II Guerra Mundial? "Es el mayor acontecimiento de la historia de la humanidad", considera Harris. "Todos vivimos a su sombra. Y la gente de mi generación nos preguntamos: '¿Y yo, qué habría hecho de vivir entonces?".

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