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CIENCIA

Fuertes indicios de la relación entre el mal de las 'vacas locas' y el humano

Enric González

Un equipo de investigadores franceses y británicos anunció ayer que había conseguido transmitir a macacos el agente de la enfermedad de las vacas locas, y que éstos habían desarrollado síntomas muy similares a los de la nueva forma de la enfermedad humana de Creutzfeld Jakob detectada en el Reino Unido. El experimento representa, según los científicos, un "argumento de mucho peso" en favor de la relación directa entre la enfermedad del ganado y la humana, aunque no supone todavía una prueba definitiva.

El experimento fue iniciado en 1991 por un equipo dirigido por Dominique Dormont, miembro del Servicio de Sanidad del Ejército y del Comisariado de la Energía Atómica (Francia), y especialista en encefalopatías espongiformes. Consistió en inyectar a tres macacos (dos adultos y un recién nacido) extracto de tejido cerebral de vacas enfermas.Efectivamente, al cabo de tres años, los macacos enfermaron con los síntomas esperados. Según declararon ayer los científicos fue el anuncio del Gobierno británico el pasado mes de abril acerca de la posible transmisión de la enfermedad de las vacas a humanos lo que les alertó. Al comparar sus resultados de los macacos con los datos de los casos anómalos registrados en el Reino Unido descubrieron que las lesiones cerebrales eran "sorprendentemente similares".

"Es el primer argumento experimental, de mucho peso, a favor de un vínculo entre el agente de la encefalopatía espongiforme bobina y la aparición de una nueva forma de enfermedad de Creutzfeld-Jakob en humanos, pero no es aún una prueba", declaró en una rueda de prensa Corinne Lasmezas, miembro del equipo médico.

Los datos presentados ayer refuerzan la presunción de que la enfermedad animal se transmite al hombre. Sin embargo, el experimento no resultó definitivo, ya que el agente patógeno -una proteína mutada denominada prión- fue administrado a los simios por la vía de inyecciones intracraneales, y no por vía alimentaria, la que supuestamente habría causado la infección de humanos.

Sólo los investigadores franceses del equipo se presentaron ayer en la rueda de prensa celebrada en París, mientras una nueva tormenta sobre la estrategia. de dar a conocer los resultados del trabajo científico se desendenaba en Gran Bretaña. La prestigiosa revista británica Nature a la que el equipo ha enviado el artículo correspondiente a su investigación para ser publicado, se apresuró a criticar el procedimiento "enormemente lamentable" de alarmar al público "con datos de relevancia científica y política" antes de que los hechos científicos esenciales sean de dominio público por los canales habituales en la comunidad académica. Nature anunció que el trabajo no se publicará como un artículo sino como carta al director.

Mayor alarma social

El anuncio de los investigadores ayer agravó la preocupación de la opinión pública francesa, crecientemente alarmada en los últimos días. A la noticia, conocida el miércoles, de que Francia importó grandes cantidades de harinas animales británicas potencialmente contaminadas, ante la pasividad de las autoridades nacionales y europeas, se unió ayer un nuevo elemento negativo. Según el vespertino Le Monde, los miembros del Comité Científico de la Alimentación Humana (CCAH) de la Comisión Europea sufrieron en marzo "presiones muy fuertes" de la Comisaría de Agricultura para que no divulgaran su impresión de que el mal de las vacas locas podía transmitirse a los humanos.Los veterinarios del CCAH alertaron el 8 de marzo a las autoridades europeas, semanas antes de que el gobierno británico diera la alarma, de que existía "un riesgo de contaminación" de los consumidores. Según ellos, Su informe fue ocultado al público.

Ayer, un portavoz de la Comisaría de Agricultura de Bruselas señaló que el citado informe "no era concluyente" y que, por tanto, no cabía tomar medidas, y añadió que la aparente pasividad de la Comisión había sido forzada, en diversas ocasiones, por la "falta de base jurídica" para intervenir.

Un portavoz de la Comisión Europea declaró ayer que son los propios gobiernos de los países comunitarios los que deben controlar las importaciones que realicen de harinas elaboradas con huesos y derivados de vacuno británico, informa Efe.

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