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Corrupción e impunidad

Los escándalos han florecido con Yeltsin, pero los responsables siguen en libertad

La corrupción ha sido uno de los rasgos característicos del régimen del presidente Borís Yeltsin, cosa que ni él mismo niega, reconociendo que este mal es uno de los principales problemas de Rusia, país en el que de la noche a la mañana se han amasado grandes fortunas. No es de extrañar que los escándalos durante el quinquenio de Yeltsin hayan sido numerosos; lo extraño es que los personajes implicados en ellos, que han ocupado altos cargos del actual régimen, continúen paseándose libremente por las calles de las ciudades rusas.El primero de los grandes escándalos de la era Yeltsin -que el candidato presidencial comunista Guennadi Ziugánov define como ladronocracia- estalló entorno al mercurio rojo, sustancia inexistente que, sin embargo, fue exportada a precios exorbitantes -entre 400.000 y un millón de dólares por kilo- al extranjero durante más de un año.

Todo comenzó en febrero de 1992, cuando Yeltsin otorgó a Promekologuia -oscura empresa provincial- el monopolio para exportar y vender en el extranjero 10 toneladas anuales de mercurio rojo, y la liberó del pago de impuestos. La empresa estaba registrada en SverdIovsk (hoy Yekaterinburgo), patria de Yeltsin y de Guennadi Búrbulis, entonces poderoso secretario de Estado. El director de Promekologuia no tenía derecho a firma por anteriores irregularidades y la empresa carecía de medios, pero Yeltsin ignoró las advertencias de Mijaíl Bazhánov, jefe del Comité Estatal para Reconversión de la Industria Militar, y no firmó el decreto que le preparó el vicepresidente para cancelar los privilegios, así como la carta colectiva enviada en octubre de 1992 por diversos ministros, el director del Servicio de Espionaje y el jefe de la Inteligencia Militar. La protección de Búrbulis fue de mayor peso para Yeltsin. El proceso que la fiscalía abrió contra el director de la empresa fue cerrado por la inexistencia del mercurio rojo, y la comisión parlamentaria investigadora desapareció con el bombardeo del Sóviet Supremo en octubre de 1993. La Operación Mercurio Rojo sirvió para lavar inmensas cantidades que se introdujeron en Rusia y luego se utilizaron para comprar empresas en el proceso de la privatización.

La corrupción acabó este año con la carrera de dos altos funcionarios cercanos a Yeltsin. Alexéi Iliushenko, que fue fiscal general de Rusia, fue detenido en febrero por abuso de poder y cohecho después de haber gozado durante dos años de impunidad en sus negocios turbios para los que se sirvió tanto de familiares -su esposa- como de ex colegas. El mismo mes se incoó proceso contra el jefe del Comité de Piedras y Metales Preciosos, Yevgueni Bichkov, por abuso de poder y transacciones ilegales de divisas que hicieron perder al presupuesto estatal 171.600.000 dólares. El proceso contra Bichkov -que, como Yeltsin, viene de Yekaterinburgo- cesó al poco tiempo debido a que se vio beneficiado por una amnistía.

Un gramo de cocaína

El último gran escándalo ha sido la detención a fines de mayo de Borís Fiódorov (no confundir con el diputado y economista liberal del mismo nombre), que había sucedido al frente del Fondo Nacional de Deportes (FND) a Shamil Tarpíshev -ministro de Deportes con quien Yeltsin practica el tenis- por habérsele encontrado un gramo de cocaína. Con este pretexto, se neutralizó a Fiódorov unos días para poner a un hombre del poderoso general y guardaespaldas de Yelstin, Alexandr Korzhakov, al frente del FND, codiciado por los privilegios que posee en materia de importación, lo que lo convierte en una jugosa fuente de ingresos incontrolados.El Ejército no ha estado al margen de la corrupción. El caso más sonado ha sido el del general Matvéi Burlakov, jefe de las tropas rusas que había en Alemania y que se dedicó a vender armas y bienes inmuebles que el Ejército poseía en el extranjero, que no destinó el dinero obtenido a los fines para los que oficialmente se habían hecho las operaciones. Burlakov fue defendido durante más de dos años por el ministro de Defensa, Pável Grachov, con quien está emparentado: Cuando fue destituido, no se le juzgó y se convirtió en asesor en el Estado Mayor. Otros altos oficiales fueron procesados, pero gozan de libertad ya que sus condenas fueron condicionales.

También el nombre de Grachov sonó por comprar dos Mercedes con dinero destinado a construir viviendas a oficiales retirados del extranjero, Como dejar sin casa a sus subordinados no es delito, y como los coches están a nombre del Ministerio, el periodista que acusó a Grachov fue condenado por calumnia.

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