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La muerte de siete israelíes en Cisjordania y Líbano, primer gran desafío para Netanyahu

La muerte de siete israelíes, cinco de ellos, soldados, en menos de 24 horas emergió ayer como el primer desafío grave para el Gobierno que el líder derechista Benjamín Netanyahu está tratando de formar a fín de "garantizar la seguridad de todos los israelíes". Netanyahu sostenía anoche contactos con el primer ministro saliente, el laborista Simón Peres, para coordinar acciones en el actual periodo de transición, que debe culminar probablemente en una semana con la presentación del nuevo Gobierno de coalición encabezado por el bloque nacionalista Likud.

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Guerrilleros musulmanes del movimiento proiraní libanés Hezbolá (Partido de Dios) mataron a cinco soldados israelíes en una emboscada dentro de la zona que ocupa el Ejército del Estado judío en el sur de Líbano. La operación, de 20 minutos, en la que también resultaron heridos seis militares israelíes, marcó el más sangriento enfrentamiento desde la entrada en vigor del alto el fuego que puso fin a la devastadora campaña israelí en Líbano Uvas de la Ira, hace dos meses. Según fuentes de la seguridad libanesa, una columna del Hezbolá atacó con armas automáticas y lanzagranadas a un convoy israelí que viajaba entre las aldeas shiíes ocupadas de Dabshe y Ali Taher, cerca del pueblo de Nabatíe.La respuesta israelí fue inmediata y contundente. Helicópteros artillados se lanzaron sobre reductos guerrilleros en la zona montañosa de lqlím al Tufá mientras intensas descargas de artillería pesada trataban de cortar las vías de escape, añadieron las fuentes. Un soldado del Ejército libanés pereció en esos ataques y un civil resultó herido.

Hezbolá, que se responsabilizó inmediatamente de la emboscada pero sin decir si sufrió bajas, efectuó así una nueva demostración de su capacidad para golpear la retaguardia de las filas enemigas. Hace menos de dos semanas, Israel perdió a cuatro soldados en la misma zona, confirmando los temores de estrategas israelíes de que el movimiento guerrillero proiraní se ha recuperado totalmente de sus pérdidas durante la intensa campaña de bombardeos de la operación Uvas de la Ira, en la que murieron al menos 200 personas, en su mayoría civiles.

Hace tres días, el secretario general del combativo Partido de Dios, el jeque Hasán Nasralá, declaró al diario Asharq al Ausat que el cambio político en Israel no tiene impacto alguno en su campaña. "Nuestra resistencia continuará ininterrumpidamente mientras persista la ocupación del Ejército israelí", dijo. De sus palabras se hizo eco ayer el número dos de Hezbolá, el jeque Nasíni Kasem, que además manifestó al diario libanés As Safir que Hezbolá "prefiere" a Netanyahu. "En general, Netanyahu es más duro que Peres, pero por lo menos es más claro. Quizás esto ayude a aclarar las opciones de los árabes", dijo Kasem. "La postura que Netanyahu ha jurado asumir una vez en el Gobierno", agregó, "promete traerle complicaciones".

En eso parece estar de acuerdo la mayoría de los analistas militares en Israel. "Los choques con Hezbolá en Líbano van a aumentar", pronosticaba hace cuatro días el destacado corresponsal militar del diario Haaretz Zeev Schiff. "Quienquiera que sea designado ministro de Defensa tendrá que hacerse cargo, de una nueva agenda muy diferente de la de su predecesor, una agenda que será dictada por acontecimientos extermos", apuntó.

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Ataque contra colonos

Schiff aludía también a la posibilidad de la irrupción de una nueva Intifada (la revuelta de las piedras de los palestinos contra la ocupación israelí en los territorios ocupados), una posibilidad que se baraja en Gaza, Cisjordania e incluso Jerusalén a la luz de las púbIicas intenciones de Netanyahu de ampliar las colonias judías, mantener tropas en Hebrón, negar el derecho de los palestinos a un Estado independiente y erradicar todo vestigio de actividad política palestina en Jerusalén.La señal más inequívoca de que existe un amplio y fértil terreno para un retorno a la violencia partió la noche del domingo de una facción guerrillera que acribilló a una joven pareja de colonos judíos del militante asentamiento de Kiryat Arba, cuando viajaban cerca de la localidad israelí de Moshav Gefen, a pocos kilómetros de la frontera con Cisjordania. Ambos perecieron en el acto, pero su hijo de nueve meses, que viajaba en el asiento trasero, resultó ileso, dijo la policía.

El ministro palestino de Justicia, Frei Abu Medein, declaró: "Hay que esperarse lo inesperado. Si no se logran avances en el proceso de paz y si Netanyahu le da la espalda, hay que esperar más violencia".

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