Cementerio familiar
Uno de los problemas que tienen los yacimientos arqueológicos es la falta de información que sobre ellos poseen los ciudadanos. De este modo, es fácil ver a una familia organizando una chuletada justo encima de uno de los 4.000 yacimientos madrileños sin que el único vigilante de la región dedicado a estos menesteres llegue a tiempo para impedirlo. "La gente no se da cuenta que estos restos son como cementerios familiares de nuestros antepasados y los llama piedras viejas", señala Luis Miguel Sánchez, miembro de Sociedad de Amigos de Monumentos Prehistóricos y de la Antigüedad (SEAMPA).Esta asociación nació con la inquietud de preservar el rico patrimonio escondido bajo suelo español. Eligieron Móstoles gracias a las facilidades que les concedió el anterior equipo de gobierno y mantiene el actual, con la dotación de una sede los miércoles de 18.00 a 20.00 en el Centro Cultural de la Villa. Los 30 socios que integran SEAMPA se pagan sus propias expediciones con una cuota de 500 pesetas mensuales cada uno. Con todo, la ausencia de subvenciones no les ha impedido salir "para echar un vistazo a los yacimientos". En sus dos años de existencia, SEAMPA han comprobado auténticas barbaridades, como el expolio de una necrópolis ibérica con cerámica griega en Daimiel (Ciudad Real), visitada por desaprensivos pertrechados con detectores de metales. En casos como éste, la asociación se encarga de avisar a la Administración y asesorar sobre las medidas. SEAMPA tiene abiertos 22 expedientes en todas las comunidades con datos sobre deterioro, expolios y yacimientos mal acondicionados.
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