Marcha atrás oficial en la integración de organismos científicos en el CSIC

Los organismos públicos de investigación de los distintos ministerios no se integrarán por ahora en el Consejo Superior de, Investigaciones Científicas (CSIC), admitió ayer Fernando Tejerina, secretario de Estado de Universidades e Investigación y Desarrollo. Y ello a pesar de que un real decreto emitido por el actual Gobierno nada más formarse, el pasado 8 de mayo, daba un plazo de seis meses para "refundir" en el CSIC los organismos autónomos adscritos a los diferentes departamentos ministeriales.

Lo primero que hay que hacer es lograr una mejor coordinación entre los organismos públicos de investigación, dijo ayer Tejerina, quien citó la heterogeneidad de categorías, condiciones de acceso y régimen jurídico en ellos como dificultad para adscribirlos al CSIC. En todo caso, aseguró, se contaría con la opinión de la comunidad científica. En cuanto a los presupuestos públicos dedicados a investigación, manifestó que por lo pronto se va a parar el descenso que ha habido en los últimos cuatro años.El secretario de Estado, ex rector de la universidad de Valladolid, reconoció el "notable esfuerzo" realizado en investigación y desarrollo en los últimos 10 años y coincidió con el anterior Gobierno en señalar la falta de investigación en las empresas como el mayor lastre del sistema español de ciencia y tecnología. Explicó que el CSIC desempeñará en el futuro un papel neurálgico en la coordinación con las autonomías en este área.

Sin universidades

En materia de política universitaria, Tejerina subrayó el papel protagonista que va a desempeñar el Consejo de Universidades (CU), una vez transferidas ya todas las universidades a las competencias de las respectivas comunidades autónomas. Sólo dos, la UNED y la Menéndez Pelayo, dependen ahora de la Administración central.Entre otros asuntos, el Consejo está estudiando ahora mismo, según informó Tejerina, la revisión de determinados aspectos de los nuevos planes de estudio, como el valor del crédito académico, que, en opinión del secretario de Estado, está excesivamente sesgado por el peso de las horas de clase presenciales. Los cambios en este terreno podrían venir por la vía de incluir en el valor del crédito el trabajo personal, y en equipo, del alumno dirigido por el profesor, así como las horas de presencia en instituciones o empresas cuando el alumno realiza trabajos en prácticas en los últimos cursos.

No obstante, lo sustancial de la revisión del concepto de crédito, según el secretario de Estado, será su vinculación a la movilidad del estudiante en el marco de las universidades de la U E. En este sentido, Tejerina acuno un nuevo término "la moneda única académica", para referirse al gran objetivo final: que todo universitario pueda completar su currículo sumando estancias temporales en diversos campus de la UE, y que lógicamente esas estancias sean homologadas. La moneda de cambio será el nuevo crédito. En ese marco ideal de movilidad europea, Tejerina situó también una previsible revisión del sistema de becas, de tal modo que las españolas sean compatibles con las europeas y que el alumno pueda usarlas para estudiar en otras universidades comunitarias.

También anunció un programa experimental de préstamos a estudiantes, que se devolverán una vez se haya entrado en el mercado de trabajo y que será más beneficioso para los buenos estudiantes.

Para afrontar el problema de retención de alumnos que se produce en los primeros cursos de algunas carreras, Tejerina propone permitir la matriculación de una parte del curso, en la medida de las aptitudes de cada estudiante. El secretario de Estado manifestó que todas estas medidas están en fase de preborrador y que es posible que algunas puedan entrar en vigor el próximo curso.