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Fumar o no fumar, esa es la cuestión

Muchas ofertas y pocos métodos eficaces para los que quieren dejar la adicción

"Tres kilos más y bastante mal carácter -a ratos-, una piel más bonita, más resistencia física y la sensación de haber vencido". Eso ganó en sus primeros meses sin tabaco una ex fumadora, probablemente una auténtica heroína a los ojos del 70% de adictos que querrían ser como ella -según las estadísticas-, pero a quienes no les basta para conseguirlo el saber que el tabaquismo es hoy la primera causa evitable de muerte en el mundo desarrollado. Ellos son presa fácil de las cada vez más abundantes terapias contra la tiranía de la nicotina, sobre cuyo índice de eficacia no hay acuerdo. Para la medicina convencional, la más eficaz lo es sólo en un 40% de los casos, y no considera probadas las que prometen más."¡Y yo qué sé por qué fumo!", dice un fumador con 20 años de experiencia. "Es como si me preguntas dónde está el alma...". El tabaco contiene nicotina, un poderoso agente farmacológico cuyo consumo parece producir placer, disminuir la irritabilidad y facilitar la atención y la me moria, pero ésos son los dulces cantos de las sirenas de Ulises, porque la nicotina también es un veneno mortal suministrado de golpe en dosis superiores a los 50 miligramos, y al que se relaciona directamente con el cáncer y las enfermedades cardiovasculares cuando se inhala fumando. Además, genera adicción.

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Según Javier Ayesta, investigador de la Universidad de Cantabria y experto en nicotina, "se piensa que su adicción procede de que activa los sistemas de recompensa cerebrales", que son circuitos en el cerebro muy estudiados -pero no del todo comprendidos-con un papel en la percepción del placer y cierta acción cíclica: cuando una conducta los pone en marcha, ellos mismos inducen a que se desee repetirla. Por eso, la falta de nicotina produce un síndrome de abstinencia que tiende a perpetuar la conducta de fumar.Sin embargo, escapar a las dulces redes de la nicotina es posible. "Aunque uno se considere un héroe cuando lo consigue, y probablemente lo sea, hay más de cien millones de personas en el mundo que han dejado de fumar", dice Ayesta. ¿Cómo hacer que lo logre todo el que lo desee? "Es como la fórmula mágica para adelgazar: quien la encuentre será rico y famoso", dice este especialista.

"Desde el punto de vista científico, el único método que ha demostrado entre un 35% y un 45% de eficacia al cabo de un año es el tratamiento sustitutivo con nicotina con apoyo psicológico", afirma Carlos Jiménez, neumólogo del hospital de la Princesa de Madrid. Es lo que usan en su Unidad de Tabaquismo, que funciona desde hace nueve años y es pionera en el sistema público español de salud. El tratamiento, que dura de seis a doce semanas, consiste en bajar poco a poco las dosis y es personalizado -"cada uno es un mundo; a algunos les van mejor los chicles, a otros el parche...". El paciente compra la nicotina en la farmacia, con un coste total entre 15.000 y 30.000 pesetas. Los médicos hacen análisis para comprobar que, efectivamente, no se ha vuelto a fumar. "Las recaídas son más frecuentes durante los primeros seis meses, después el índice disminuye drásticamente y son mínimas cuando se ha pasado un año sin fumar", dice Jiménez.

Auriculoterapia. Hay terapias que plasman ser el buscado Santo Grial para abandonar, el vicio, como las aplicadas en Tabastop y Tobbac-End. En ninguno de los dos centros visitados por este periódico, sin embargo, dicen estar "autorizados" ni tener "autoridad moral" para explicar los entresijos de su técnica, algo que en todo caso resultaría "demasiado complicado para que el público lo entienda". Aclaran que se trata de "auriculoterapia", o aplicación de estímulos de baja frecuencia en ciertos puntos de energía del pabellón auditivo", lo que lograría la liberación "de unas sustancias en el cerebro llamadas endorfinas, que quitan las ganas de fumar". "No se engorda"; "no se pincha" -así que "no es acupuntura"-; es "totalmente natural e inocuo" -aunque "por precaución" nunca se aplica a embarazadas ni a personas con marcapasos o prótesis alimentadas, con pilas. Cuesta entre, 30.000 y 35.000 pesetas. Una sesión de una media hora es suficiente pero, por si acaso, ofrecen por escrito una garantía de un año que da derecho a volver a ser tratado, aunque no a la devolución del dinero.

Tobbac-End es una franquicia introducida en España hace poco más de un año que tiene ya más de cuarenta centros, según el responsable del situado en la calle de O'Donnell, en Madrid. Se definen como "naturópatas" -que no médicos-, y al menos en este centro se practican "unas pruebas de lateralidad" previas a la terapia que, supuestamente, sirven para saber a quiénes ésta no les servirá de nada "porque tienen bloqueados sus puntos de energía" o tal vez "dependencia psíquica". "Esto se advierte antes de empezar", dicen. En Tabastop presentan como prueba de su éxito un documento firmado por un bufete de mujeres marselleses que han comprobado que, de 100 personas -Presuntos clientes de un centro Tabastop en Francia-, 71 dicen haber dejado de fumar.

Hipnosis. Otros métodos son los psicológicos, como las terapias de tipo conductista y la hipnosis. "La hipnosis clínica tiene poco o nada que ver con los espectáculos de la televisión. Es un estado de concentración especial en el que el paciente está mucho más receptivo a los mensajes del clínico", explican Emilio Bravo e Isidro Martín, de CHC Psicólogos. Uno de estos mensajes, por ejemplo, trata de convencer a la persona de que la sensación de fumar es repugnante; "si haces que fume en ese momento sentirá náuseas". El número de sesiones requeridas depende del grado personal de sugestionabilidad; la media está en cinco o seis, a unas 8.000 pesetas cada una.

Estos psicólogos afirman lograr un 70% de éxitos medidos al cabo de un año, un porcentaje similar al que podría obtenerse con la acupuntura. Pero en ambos campos advierten del mismo peligro: el fraude. Según el Ministerio de Sanidad ninguna norma prohibe la apertura de un centro de acupuntura, homeopatía, hipnosis u otras técnicas no consideradas "médicas", de la misma forma que no hay títulos oficiales para ellas. En la Sociedad Española de Acupuntura defienden que sólo los médicos pueden ser, además, acupuntores; en CHC aconsejan fijarse en -si el hipnoterapeuta es médico o psicólogo.

De todas formas, tanto Javier Ayesta como Carlos Jiménez son escépticos respecto a los resultados de estas terapias. "Por supuesto, habrá a quien le funcione, como también hay muchos, de hecho la mayoría, que han dejado de fumar sin ayuda alguna", dice Ayesta. En cuanto a la acción de las endorfinas, sustancias que el cuerpo produce de modo espontáneo y que se asocian con una cierta sensación de bienestar, "no eliminan la conducta adictiva".

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