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Aznar rehúsa garantizar a Rabat que aliviará la deuda marroquí con España

/ FERRAN SALES José María Aznar intentó, aparentemente, dar una mayor impresión de firmeza con relación a Marruecos que su predecesor, Felipe González. Rehusé adquirir el menor compromiso, al menos en público, para dar satisfacción a la principal reivindicación marroquí con España, el alivio de su enorme deuda bilateral, que se eleva a 242.400 millones de pesetas. El jefe del Gobierno concluyó ayer su visita a Rabat, su primer viaje al extranjero, donde permaneció 23 horas.

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No sólo en el fondo, sino también en el estilo, se diferencia Aznar de González. De viaje fuera de España, éste acababa siempre contestando las preguntas de política interior española, pidiendo a veces disculpas, eso sí, al mandatario con que el ofrecía una rueda de prensa. Se dejaba además asaltar por las cámaras y los micrófonos en la puerta de los hoteles o en la escalerilla del avión. En definitiva, no paraba de hablar.Nada de eso ocurre con su sucesor. Aznar no ha hecho ni una declaración improvisada durante su estancia en Rabat ni tampoco ha querido contestar en la conferencia de prensa a ninguna pregunta de política nacional. Dejó con la palabra en la boca a una corresponsal de televisión que iba a plantearle "temas de casa" y dio a entender que lo hacía por deferencia hacia el jefe del Gobierno marroquí, Abdelatif Filali, con el que compareció ante los medios de comunicación. Además, añadió que ya tendría ocasión de pronunciarse sobre esas cuestiones hoy en el Congreso.

Sigue así el presidente la llamada doctrina Chirac, en alusión al jefe de Estado francés, que nunca entra a discutir de política interna fuera de su país. Sin embargo, tampoco quiso Aznar discurrir sobre Ceuta y Melilla, un asunto sobre el que le preguntó la prensa marroquí. "No hablaré de esa parte porque no se ha tratado", le dijo a un periodista del diario Maroc Soir. "Usted conoce muy bien nuestra posición", concluyó, sin dar más detalles.

La primera rueda de prensa de Aznar en el extranjero fue, en opinión de un diplomático, un intento de "vestir" una visita, esencialmente política, anunciando, por ejemplo, la próxima conclusión de acuerdos judiciales o sobre permisos de residencia para españoles en el Reino que ya habían quedado apalabrados e incluso semicerrados en la cumbre bilateral de febrero en Rabat.

La reestructuración de la deuda era el único capítulo pendiente a corto lazo en el que al Gobierno popular le queda casi todo por hacer. Asuntos Exteriores y Comercio opinan, a grandes rasgos, que Francia, el primer acreedor de Marruecos, ha marcado la pauta, y que a España, el segundo, no le queda más remedio que seguir el ejemplo y rebajar la deuda condonando, acaso, una, parte y convirtiendo otra parte en dinero para invertir en empresas marroquíes privatizables. González respaldó, el 6 de febrero, la idea de renunciar a cobrar una parte a cambio de que Rabat dedique una cantidad equivalente a desarrollar el Rif y erradicar así el cultivo del "cannabis".

José María Cuevas, el presidente de lit Confederación Española de Organizaciones Empresariales, afirmó ayer que sería "interesante y racional reconvertir parte de la deuda en inversión porque crearía una situación de privilegio para que el empresariado español se adentre más en sectores marroquíes como la agricultura, la industria y el turismo".

Cantidades y conceptos

Aznar no compartió este entusiasmo. "Esperaré, dijo, Ias conclusiones a las que pueda llegar el grupo de trabajo" creado en febrero para la reestructuración de la deuda y que sólo se ha reunido una vez. "Hay problemas de identificación previa de cantidades y conceptos". "Conocemos la sensibilidad marroquí al respecto, pero esperaré antes de hacer ningún compromiso".A su lado, Filali se lamentó sobre la triste suerte del norte de su país, "que necesita desarrollo" para sustituir a las plantaciones de cannabis, que ronda las 75.000 hectáreas. "Marruecos no puede afrontar sólo a la Mafia internacional de la droga", comentó. La tolerancia con esta droga en dos o tres países europeos, concluyó, "tampoco facilita la lucha". Recordó que habla creado una agencia para fomentar el desarrollo de la zona septentrional, pero se olvidó de decir que lleva meses sin nombrar a su director, requisito indispensable para que funcione.

Los anfitriones marroquíes de Aznar no suscitaron, contra lo que suele ser su costumbre, su revindicación sobre Ceuta y Melilla para no indisponer a su huésped. El otro conflicto territorial de Marruecos, el del Sáhara Occidental, apenas fue evocado entre Aznar y Filali, pero no en la audiencia con Hassan Il. Tampoco es un asunto que les guste sacar a relucir porque desconfían profundamente de la ex potencia colonial pese a la prudencia de su diplomacia sobre esta cuestión.

"Lamentamos", afirmó el presidente, "la decisión del secretario general de la ONU [Butros Butros-Gali] de suspender el proceso de identificación" de los votantes en el referéndum de autodeterminación "y de retirar a parte de Minurso", el contingente de Naciones Unidas desplegado en la ex colonia española. Acabó diciendo que sería bueno que, de una forma u otra, el proceso tendente a celebrar una consulta siguiese adelante.

El próximo viaje de Aznar será el sábado a París, en donde le ha invitado a almorzar Chirac.

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