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Prodi considera de la mayor urgencia reformar el Estado para evitar la división de Italia

La transición política concluyó en Italia el pasado 21 de abril y debe dar paso a "una nueva fase de la vida de la República" en la que "el país vuelva a proyectar y construir su futuro". Lo sostuvo Romano Prodi ayer con un discurso de investidura ante el Senado en el que aludió a un peligro "de declive y fragmentación", por el que "peticiones legítimas de modernización del Estado, de desarrollo de las autonomías, puedan transcender en peligrosas consignas y resultados contrarios a los fundamentos éticos, culturales e históricos" de la nación. La reforma federal del Estado es de "la mayor urgencia".

Pero el nuevo primer ministro comprometió poco a su Gabinete en esa reforma que divide a su partido y que, en su sentido estricto, según el programa del Olivo, es competencia del Parlamento. Por ello, Prodi reiteró que todas las fuerzas deberán "reescribir juntas un pacto" para lo cual "mayoría y oposición deberán proceder a la búsqueda de las modalidades posibles, privilegiando las que tengan el más alto grado de consenso".Pero el Gobierno sí podrá, entretanto, "transferir funciones administrativas del Estado al sistema de las regiones" -para lo cual "pedirá cuanto antes poderes delegados al Parlamento"- y "promover un federalismo fiscal cooperativo".

"La unidad nacional está fuera de discusión. Lo que, en cambio, está en discusión y no es cosa de hoy es la forma del Estado", dijo el primer ministro.

La Liga Norte, a la que Prodi aludió sólo con caracteres negativos en esta parte de su discurso, participó en la sesión de investidura, después de que el Senado y la Cámara admitiera la inscripción de su grupo parlamentario con el nombre de "Liga Norte por la independencia de la Padania".

Su portavoz, Francesco Speroni, vestido con un llamativo traje rojo y lazo de vaquero, afirmó que el discurso de Prodi no le había "gustado nada", porque autonomismo no es federalismo y el presidente del Gobierno había hablado sobre todo de lo primero. Speroni no descartó, sin embargo, que la Liga pueda votar la confianza. Lo mismo dijo Bossi. El Gobierno podría tener necesidad de los votos de la Liga para que se aprueben las medidas económicas que Refundación Comunista no vote.

Prodi, que se definió como "cristiano fiel a los principios de la libertad y de la plena valorización de la persona humana" al pedir la investidura del primer Gobierno de Italia que incluye un 50% de ministros formados en las filas del disuelto Partido Comunista Italiano (PCI), se detuvo en sus relaciones con Refundación, antes de abordar el capítulo económico.

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"Con Refundación, aunque nos dividen importantes cuestiones concretas de política económica e internacional, compartimos la sensibilidad hacia el mundo del trabajo, la defensa del poder adquisitivo de los salarios, el interés prioritario por el empleo y por los grandes temas de la justicia social", dijo. Y se comprometió a desarrollar esos puntos comunes, aunque el Gobierno, añadió, "se mantendrá fiel a la letra y al espíritu de su programa".Representantes de la izquierda comunista reiteraron ayer que permitirán la investidura del Gobierno, aunque expresaron escaso acuerdo con un programa orientado, según Prodi, a "la reducción de la inflación, el saneamiento de las finanzas públicas, el aumento del empleo y el relanzamiento del Sur", pero en el que el cumplimiento de los objetivos de Maastricht, la vuelta de la lira a la serpiente monetaria europea quizás este mismo año y la privatización de las empresas públicas aparecen destacados. Prodi prometió que la presión fiscal no aumentará durante el próximo trienio, y que el IRPF disminuirá a partir de 1999.

Escasa valoración

Los mismos portavoces comunistas valoraron escasamente las advertencias del primer ministro de que el recorte del gasto no minará las prestaciones sociales y de que el saneamiento de las finanzas públicas se logrará en buena medida gracias a una reducción esperada de los tipos de interés. También consideraron insuficiente su intervención sobre el problema del paro.En el contexto de estos y otros proyecto de reformas, con mención especial de la escuela, el ambiente y la justicia, cuya actuación en la investigación Manos Limpias aplaudió y de la que deseó más eficacia y más "normalidad", Prodi pidió la colaboración de la oposición, "sin que eso implique una confusión de papeles y funciones". "La mayoría", dijo, "gobierna, pero la oposición debe ayudar a que funcionen las instituciones".

Las primeras reacciones de la oposición al discurso de Romano Prodi fueron negativas. Giulio Maceratini, de Alianza Nacional, dijo que el discurso era aburrido y su autor poco creíble. Francesco D'Onofrio, ex democristiano, del Polo de la Libertad afirmó que el Gobierno de Prodi no debería durar más de seis meses.

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