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La sonrisa del indio

Vicente Molina Foix

Los amantes de la India forman una casta de intocables. A la menor ocasión, se nos toque o no la fibra sensible, saltamos en la defensa del país amado, que para mucha gente, y se entiende, es un lugar indigerible, inaguantable o temible. En las conversaciones más triviales, incluso al oír en un bar la mención en boca de un desconocido, desaparecen las barreras de la timidez entre extraños y se produce el shock del reconocimiento. Yo he llegado a presentir a los de mi casta sin necesidad de cruzar palabra. Se puede disfrutar mucho de Grecia y Túnez, sentirse a gusto en Siria o Mali, pero a la llamada de la India sólo se responde con vocación.La India, que nunca aparece en los periódicos más que bajo la rúbrica de sucesos, ha salido últimamente en la noble sección de política extranjera, recordando quizá a los miembros de castas superiores, que en aquel país las masas además del derecho a morir tienen el de votar. Tampoco se publican entre nosotros con regularidad las novelas de Narayan ni se han exhibido comercialmente las películas de Ray, por hablar sólo de los gigantes cabezas de fila de una literatura antigua y rica y un cine variado y pujante.

En estos mismos días en que hemos leído el triunfo electoral del partido nacionalista indú, BJP ("preocupante", dictamina la buena conciencia europea), se ha publicado en castellano un libro bellísimo e inteligente, El olor de la India (Península), relato de un largo viaje que el escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini realizó en 1961 acompañado de Alberto Moravia y su mujer Elsa Morante. Yo leí el libro, en su versión francesa, al regresar de mi primer viaje al norte del país, y lo vi, pese a los 30 años transcurridos desde que Pasolini estuviera allí, como el álbum de instantáneas que no me había dado tiempo a tomar y también como un devocionario para uso de creyentes en la magia de aquella tierra. Del libro destaca, como siempre en su autor, el ojo literario aplicado a la cosa política, en esta ocasión dando pie a agudas anotaciones sobre la aún vacilante burguesía de las grandes ciudades indias, que Pasolini compara en sus maneras y pretensiones a lo que conoce por Italia y otros países meridionales. Pasolini aventura, con más fe que convicción, que el país admirado no caerá en una "occidentalización mecánica y deteriorada", en razón de la absoluta falta de vulgaridad que se da entre los indios.

Es uno de los fenómenos más llamativos y para nosotros -ciudadanos civilizados del imperio del exhibicionismo y la impostura- más emocionantes de la India. En lugares remotos y desastrados, sujetos a una miseria y un dolor sin paliativos, la dignidad, el contento, la mansedumbre no servil de los ciudadanos humildes es sorprendente, sobre todo unida a una ausencia de agresividad más insólita cuanto mayor es la privación extrema con la que convive. La razón enigmática de esta admirable capacidad humana, que no puede justificarse únicamente, por rasgos de carácter, mueve a Pasolini a dar una respuesta que forma el núcleo de su reportaje. Para el cineasta de Teorema, conocedor como nadie de la religión de estado, que en Italia, tanto o más que en España, desemboca históricamente en instituciones laicas corrompidas en nombre de la divinidad y en jerarquía cristianas silenciosas o cómplices del dolo y la injusticia, las diversas variantes religiosas del hinduismo se convierten en soporte de una creencia trascendental que, con toda su cabalgata de dioses, zoológicos y ritos extemporáneos, opera una transformación sensible mente positiva en la conducta moral del creyente, algo no siempre fácil de ver en los católicos más practicantes.

Para Pasolini, la religión brahmánica sirve a un fin totalmente práctico: "una manera de vivir". En medio de un poblado de campesinos o paseando en la noche más tétrica de la ciudad, la sonrisa radiante del indio es una afirmación de resignada benevolencia, el signo de una promesa de eternidad creída que devuelve ala religión su esencial mandamiento de instigadora de la piedad. "Sonrisas de dulzura, no de alegría".

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