Burbujas y dólares
Las estrellas buscan una promoción adicional en todo tipo de fiestas
ENVIADO ESPECIALEl rubio, bronceado e incipientemente calvo Woody Harrelson (que no sabe decir dos frases juntas sin intercalar la expresión "you know?"), la poderosa Anjelica Huston y la guapa Patricia Arquette fueron las caras más conocidas en la fiesta que en la madrugada del domingo ofreció en Cannes la productora independiente norteamericana Miramax. En la playa y el embarcadero del hotel Majestic, la fiesta, una de las más esperadas, sirvió para despedir la intensa y a ratos agobiante semana larga que reúne en Cannes a miles de profesionales de la industria del cine y a muchos miles más de curiosos que bajan al paseo marítimo, La Croissette, a la búsqueda y captura de los reflejos de la fama.
Aunque pocos habrán percibido los auténticos rayos gamma que emite Tabatha Cash, improbable nombre para una estrella, salvo que sea, como es el caso, de cine porno. En un hotel a las afueras de Cannes se ha cumplido también la tradicional entrega de premios en esa especialidad cinematográfica, cuyo miembro más celebrado, Rocco Sigfredi, se paseaba por La Croisette con una envidiable seguridad en sí mismo.
Las habituales vedettes que posan semidesnudas en la playa y las escalinatas del Palacio de Festivales, con la italiana Valería Marini a la cabeza (ésta, colocando un tendedero con lencería fina y negra en las cuerdas para presentar Bambola, del director español Bigas Luna), han dado una vez más ese tono exuberante y tetudo que siempre acompaña a este festival.
El encuentro con más glamour, además del organizado por Miramax, fue el que reunió a Cher y Elton John y a Hugh Grant y su novia, Elizabeth Hurley, quienes acompañaron a la promotora, Liz Taylor, en una cena benéfica de lucha contra el sida, una causa que la solidaria actriz, con su aspecto ya de deliciosa abuela achacosa de pelo punki y perrito blanco, definió a su llegada a Cannes como la más importante de su vida.
En la fiesta de la película de Daniel Calparsoro, Victoria Abril se desmelenaba en la pista de baile, mientras un John Malkovich de menguante atractivo y un Mick Jagger aún en forma eran el polo de las que organizaron el Festival de San Sebastián y la película Trainspotting, respectivamente.
La ex modelo Babe Buel, madre de la actriz de Bertolucci Liv Tyler, se ofrecía por si alguien picaba para entrevistarla (se supone que por la sufrida vida de la madre de la artista), y Gong Li dejó algunos secretos sin desvelar.
Mimada por todos a causa de su radiante belleza, la película de la actriz china, dirigida por Chen Kaige, no fue bien recibida en Cannes, y Gong Li tuvo que pasar el mal trago de que ningún periodista hiciese preguntas al iniciarse la rueda de prensa. Luego vendrían algunas cuestiones, pero el misterio continúa. Quedó sin respuesta si se ha casado en Singapur con un ejecutivo de una compañía de tabaco occidental o si a Zhang Yimou, con quien tuvo una relación, le sentó mal que trabajase con Kaige. Li anunció, eso sí, que volverá a trabajar con Yimou próximamente.
Caprichos de la fama, Spike Lee le sacó 60 millones de pesetas a la productora de su película para que un grupo de americanos del festival pudieran seguir vía satélite un partido de baloncesto de los Knicks, y Dustin Hoffman se olvidó la cartera en un taxi, y la mujer policía que la recuperó fue invitada a cenar por el actor, según la versión de los periódicos locales. Sandra Bullock, Tony Curtis, Holly Hunter, Fanny Ardant, Miou-Miou y Jean Marais, entre otros, se hartaron de posar para los fotógrafos, y James Spader dio la respuesta más borde cuando alguien se interesó sobre por qué en Crash, de David Cronenberg, las mujeres salen más desnudas que los hombres. Porque cuando follamos no se nos ve el pene", afirmó el actor.
La pregunta más insidiosa le correspondió a Cronenberg: "¿Por qué con un libro caliente, ruidoso y trepidante", preguntó un periodista, "ha hecho usted una película fría, silenciosa y quieta?" El autor del libro, J. G. Ballard, tuvo quesalir en defensa del director canadiense.
Pedro Almodóvar anunció que posiblemente ruede un western en Estados Unidos (41 países han comprado ya La flor de mi secreto), y su hermano Tinín se ha dedicado a promocionar la película de Calparsoro Pasajes, de la que es productor. Entre medias, Francis Ford Coppola, presidente del jurado, ponía la cara en un anuncio publicado en la prensa local (con un descaro sólo explicable por su ruina económica haciendo magníficas películas), para promocionar el mobiliario urbano de la compañía J. C. Décaux, la misma que instaló en Madrid los polémicos chirimbolos.
El festival más importante del cine cumplirá los 50 en 1997, y su director, Gilles Jacob, anunció a bombo y platillo grandes celebraciones para conmemorar la fecha el año próximo.
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