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Moscas y otros monstruos

Augusto Monterroso prefiere, o frecuenta más, el género del cuento. "Sentí que era lo que podía hacer. Soy perezoso para emprender escritos más largos", dice. A veces se le cuela lo extraordinario, pero entonces trata de trivializarlo, y el horror -lean Mr. Taylor- se vuelve profundo. Pero parece preferir ciertos seres mediocres, poblados de sueños y que nunca llegarán a nada, a ser posible del mundillo de las artes. "Tal vez se deba a que es el que mejor conozco, con cuyos personajes me identifico más".-Las mujeres no salen muy bien paradas en sus historias.-Tampoco los hombres. Será porque ambos son seres humanos.

-Las moscas son una presencia curiosa en su obra, y no sólo en Movimiento perpetuo, donde son verdaderas protagonistas.

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-Hace muchos años me di cuenta de que, sin mayor imaginación, los escritores de todas las épocas representaban el Mal en forma de animales muy grandes. Ya fueran imaginarios, como dragones, quimeras o serpientes voladoras, o reales, como dinosaurios, ballenas o aves de mal agüero, pensaban que cuanto más voluminoso fuera el animal, más fácil era combatirlo; claro: le metías una espada o un arpón y la bestia, el Mal, se desangraba espectacularmente y moría, 37 el Bien ocupaba su lugar. Como reacción a esto, busqué la representación del Mal en lo pequeño, en lo doméstico y aparentemente inofensivo, y me fijé en la mosca; y sucedió el fenómeno contrario: comencé a encontrar en la literatura de todas las épocas referencias siniestras a esas minúsculas compañeras nuestras de todos los días, y en efecto, recogí unas cuantas en Movimiento perpetuo.

Y es que lo pequeño es casi una obsesión de Monterroso. Preguntado sobre qué impresión le produce ver la ficción reunida en este tomo que se presenta hoy, dice: "Efectivamente, si reúnes lo disperso es obvio que el resultado puede ser en cierta forma sorprendente. Tal vez yo mismo me asombre de ver en un libro mío 360 páginas en un formato mayor, como ese Cuentos, fábulas y lo demás es silencio, el trabajo de la hormiga, "la labor del minuto y el prodigio del año" que decía Rubén Darío. En México acaba de aparecer un volumen similar, Tríptico, con mi trabajo principalmente ensayístico, y al confrontar el volumen con más de 400 páginas, los críticos confiesan cierto estupor".

-Dígame, señor Monterroso, se siente usted reconocido en el libro Vida con mi amigo, de Bárbara Jacobs, su mujer?

-Sólo cuando me conviene".

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