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El "decontenting"

Dentro de la industria automovilística mundial, ha brotado un término que repiten sus altos cargos: el decontenting. Los franceses, que ya han visto propagar esta palabra entre la Renault o la Citroën/Peugeot, lo han traducido por una nominación más brutal: "empobrecimiento" (appauvrissement).Según los grandes de la automoción, los coches deberán depauperarse para que los precios desciendan y los clientes se animen a comprar. Casi por todas partes se escucha hablar de reducciones de plantillas y pérdidas ingentes, pero, a la vez, en casi todos los modelos los precios siguen subiendo por encima de la inflación.

¿Qué está pasando para que mientras los ordenadores, los frigoríficos, los televisores o las cadenas de música hayan bajado tanto en los últimos años, los automóviles sigan siendo tan costosos? ¿No se ha llegado a un punto en que el coche, anacrónicamente caro, explica por sí solo la crisis del sector? ¿A dónde han ido a parar las. ventajas derivadas de los incrementos de productividad, la contención de salarios, los beneficios de la robotización, las innovaciones en materiales y sistemas? Los fabricantes responden que los costes han seguido incrementándose porque el producto ha debido responder a las normas de fiscalidad, seguridad y antipolución más las exigencias de los compradores. En Alemania Occidental, dicen, no hay quien acepte un coche sin ABS y Airbag; los cierres centralizados, el equipo de radio y otros complementos se dan a menudo por descontados, aparte de los cinturones de seguridad, el catalizador o los reposacabezas que exigen las disposiciones. Por añadidura, el aire acondicionado y la dirección asistida han llegado a modelos de menor cilindrada y la insonorización, que no se ve, obliga a diseñar chasis de formas tortuosoas, más caras, para absorber ruidos.

Efectivamente, los ordenadores son mucho más baratos que hace 10 años, pero no necesitan soportar temperaturas entre los -30º y + 60º y pueden ahorrar materias primas miniaturizándose. El hecho, en fin, es que los fabricantes no piensan bajar los precios a menos que les dé resultado el decontenting.La estrategia del decontenting consiste en sustraer contenido a la mercancía. El coche no perderá el radiocasete que se ve, ni las medidas anticontaminación que se requieren, pero los materiales menos visibles y las soluciones menos valoradas por el ojo del cliente pueden empeorar. General Motors y los japoneses han empezado a probar este sistema que también llaman spec-slim (adelgazamienlo de especificaciones) y la Renault acaba de lanzar un programa para rebajar en 600.000 pesetas los vehículos en dos años.

Algunos analistas creen que reducir calidades puede ser contraproducente, pero tanto los americanos como los japoneses piensan que la situación es de emergencia y que los europeos son incluso demasiado estetas en la terminación de piezas del motor. Ese tiempo de cuidar los detalles y dulcificar los perfiles al modo artesano se considera imposible de sostener.

La venta anual de coches de ocasión duplica ya en gran número de países al de coches nuevos. Grandes marcas admiten que lo ideal es comprarse un coche con dos o tres años y tenerlo otros dos o tres. En Estados Unidos, el 62% de los altos ejecutivos confiesan ya no sentir ningún reparo en adquirir un coche usado. Hace 10 años, esta elección no llegaba al 50%. En los últimos años, la vida occidental ha mejorado para unos pocos, pero ha empeorado para muchos más, y la capacidad de compra se ha mantenido prácticamente estable para la gran mayoría. El decontenting alude a esta menor efusión consumista general y los pensamientos para restar mimos a los autos es reflejo de la menor afectividad mercantil. No se trata, además, de una mera acción económica: cada vez con más nitidez, en la anatomía de un coche se graba el espíritu social y el decontenting señala el menoscabo material tanto como la inoportunidad del alborozo.

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