Suave final de fiesta
Smashing Pumpkins, Cocteau TwIns y Jesus & Mary Chain
Parque del Soto de Móstoles. Sábado 4 de mayo (dentro de la programación de Festimad).
Tras dos días de música en los que el rock más o menos percutivo mantuvo a la gente en pie y dando botes se escogió para cerrar el festejo a tres formaciones en cuyo sonido prima más el tratamiento de las melodías.Como antepenúltimos de la fiesta, en el escenario grande actuaron los veteranos Jesus & Mary Chain. Los hermanos Reid y compañía ofrecieron poco menos de una hora de repertorio, en la que mostraron la evolución de su música hacia terrenos más asequibles, como dio fe su recreación de Teenage last. El grupo parece haber ido abandonando el ruido primigenio y sustituyéndolo por una mayor cuadratura a la hora de componer y una destacada elegancia en sus arreglos. Lo cierto es que la cosa, en vez de tirar para Sonic Youth -lo esperable-, se iba más para Psichedelic Furs. Unas curiosísimas rutas las que va tomando el pop británico en los noventa.
Otro paseíto para comprar cerveza y de vuelta al escenario del lago. Eran las 12. 10 y actuaba uno de los grupos más relajantes que ha dado el pop de 15 años a, esta parte: Cocteau Twins. Su música, nacida de la armonía de una instrumentación predominantemente electrónica y de la belleza vocal de Elisabeth Fracer, no es que contribuyera a calentar mucho el ambiente, ya frío de por sí a esas horas de la noche, pero sí dejó patente la serena hermosura que se derrama por la extensa discografia del grupo. Cocteau Twins, a estas alturas, no necesitan demostrar nada.
Finalmente, a la hora prevista, el enorme escenario comenzó a amplificar las notas al piano de la pieza que abre y da título al último disco de Smashing Pumpikins, Mellon collie and the infinite sadness. El cuarteto liderado por Billy Corgan saltó a. la palestra para dar una variada y bien interpretada muestra de los clichés del rock americano de última hora. Dicho sea esto sin intención peyorativa alguna, sino con la completa convicción de que, para, disfrutarlos a fondo, a Smashing Pumpkins hay que pillarles el truco, algo que no todo el mundo consigue.
Las versiones más largas de sus canciones -Tristessa, Today, Bullet with butterfly wings, Jellybelly y Tonight, tonight- dieron a sus fans la oportinidad de saborear una enjundia musical casi galáctica. El excelente sonido y un rico juego de luces otorgaron aún mayor relevancia a un espectáculo musical que va convenciendo donde quiera que se presenta. Aunque los hubo -no muchos, francamente- que cuestionaban si se trataba del grupo más apropiado a la hora de poner el broche final a la fiesta.
Babelia
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