John Berger afirma que vivimos "en el fanatismo total del dinero"
El escritor habla hoy en Madrid sobre 'La cualidad del tacto'
Aunque "hay gente que trata de resisti", dice John Berger, vivimos en una nueva clase de cultura "que es absolutamente fanática, cuyo fanatismo consiste en creer que la meta de la salvación humana se basa únicamente en el incremento de los beneficios". Berger se manifiesta como uno de esos resistentes, un escritor para quien por encima de cualquier cosa están los elementos humanos. Una vez más, así lo demuestra en la obra teatral El último retrato de Goya, que acaba de aparecer publicada por Alfaguara.
Para quienes quieran acercarse a ese mundo de simplicidad más plástica que rústica de John Berger, hoy hablará en Madrid, a las 19.30 en la Biblioteca Nacional, sobre La cualidad del tacto. El título tiene que ver con el acto de tocar, pero la conferencia, explicó ayer Berger ante los periodistas, "está relacionada con personajes, ideas, historias, el sonido de las palabras".Berger, de 70 años bien llevados, nació en Londres, se educó en Oxford, lleva el pelo totalmente blanco y tiene unos rasgos de atractiva rudeza que se completan con una mirada penetrante y lejanamente burlona. El autor de Una vez en Europa sostiene que "en Adam Smith había matices", pero las grandes empresas de hoy los han perdido de vista en su carrera por el beneficio. "Para mí", dice, "ese periodo de tojal fanatismo en el que vivimos está condenado porque ignora los elementos humanos. Aunque digo esto de que está condenado sin mucha confianza, porque creo que tal estado de cosas puede acabar en un desastre".
Berger, a una pregunta sobre su coincidencia con Goya, que luchó contra el fanatismo y la intolerancia desde los principios iluministas, explica que para él sería un honor compartir ese sentido crítico con el pintor aragonés, "nuestro contemporáneo", como le llamó. Alguien que estaba contra el fanatismo religioso, el militar "y el de todas clases", alguien para quien "el sueño de la razón también produce fana tismo".
Goya y el teatro
El último retrato de Goya, obra traducida a varios idiomas que John Berger escribió en 1989 con la autora rusa Nella Bielski -los dos escritores son amigos y han escrito juntos otra obra para la escena: Una cuestión de geografía-, le sirve al escritor para retormar dos de sus pasiones: el arte y el teatro. Estudiante en la Central School of Arts y crítico de arte, Berger piensa que hay tina clara conexión entre Goya y el teatro. "En el teatro", dice, "enfrente del escenario hay un espacio oscuro. Y te sientas y miras el espacio iluminado atravesando esa zona oscura. Hay una separación espacial y puedes participar mentalmente en lo que está sucediendo en el escenario, pero no controlarlo. Creo que la visión de Goya, particularmente en sus trabajos sobre la guerra y los acontecimientos en España, tiene que ver con esa clase de separación y espacio típicos del teatro. El espectador siente la, brecha, una separación. Al contrario que en Velázquez, donde se produce una continuidad entre el cuadro y el espectador, en Goya hay un espacio dramático y aterrador".El domingo, Berger acudió a la gran exposición de Goya que se exhibe en el Museo del Prado "No he podido definir aún el conjunto", señala el escritor. "Pero he percibido el drama increíble que se produce en Goya entre los fragmentos de cuerpo que se ven y aquellos que están escondidos bajo la ropa. Esta percepción la he olido como un perro, pero no puedo formularla todavía. Cuando acudí a la exposición, iba siguiendo el rastro".
Berger, al que en otra pregunta le fue adjudicada la etiqueta de marxista, considera que en el caso de los escritores y los artistas la ideología no es tan determinante. "Prefiero hablar de un sistema de pensamiento, o de un cuerpo de conocimiento", afirma. "En mi caso, desde los 14 años he estado particularmente interesado en relacionarme con emigrantes o marginados. Eran mi compañía natural, no ideológica. ¿Es algo. orgánico, nervioso, fruto de la casualidad? Si eso ocurre, es cuando puedes empezar a interesarte en los trabajos de Marx, quien movió el centro de la sociedad y encontró al margen otro punto central".
Babelia
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